Pese a lo recomendado por los médicos, muchos guardan su bloqueador solar por meses. Hay 4 tips claves para saber si siguen en buen estado.
Aunque es un producto que debería ser tan común como lavarse el rostro en las mañanas, muchos relacionan el aroma del bloqueador solar al verano y las visitas a la piscina y la playa.
Es por eso que, aunque -probablemente- tengas un protector solar de uso diario, siempre en estas fechas se recuerda a esa botella que quedó al fondo del clóset junto a la ropa de playa.
Sin embargo, puede que el usar el mismo bloqueador que abriste hace un año o más no te proteja como lo crees.
De acuerdo a lo dicho por Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada en un comunicado, se debe destacar que al igual que todos los cosméticos, no son materiales eternos.
“Lo normal es que, durante el verano, una persona ocupe más protector porque hay un tiempo mayor de exposición y los rayos llegan de forma más directa a la superficie. En términos generales, no se recomienda utilizar un producto que ya ha sido abierto”, aclaró la profesional.
Es por eso que dejamos una serie de señales para saber si es seguro usar el protector solar:
1.- El tiempo desde que se abrió por primera vez
Como ya fue abierto, el producto se ve expuesto a diferentes factores externos. De todas formas, para conocer cuándo es seguro utilizar un cosmético abierto, se puede verificar por el PAO (Tiempo de vigencia tras la Apertura).
Esto se puede observar en el paquete y suele ilustrarse como un pequeño envase con la tapa abierta y que puede ser de tres, seis o doce meses.
“Este es el periodo que el fabricante garantiza que el producto mantiene la estabilidad, consistencia, eficacia y es seguro para el uso humano, siempre y cuando se haya conservado en buenas condiciones”, señaló Molina.
2.- Fecha de vencimiento
De seguro al leer sobre el PAO, muchos asumen que esa es lo equivalente a la fecha de caducidad. Sin embargo, tratan de temas diferentes.
La fecha de expiración se refiere a la cantidad de tiempo que tarda un producto en dejar de funcionar como promete.
“Es su periodo de vida útil, cuando es seguro de usar y puede cumplir la función para la que fue desarrollada”, menciona la farmacéutica.
3.- Aspecto del producto
La mayoría de los protectores solares vienen en formato de cremas o spray, por lo que es fácil darse cuenta si existen alteraciones o mal olor.
Por ejemplo, si el bloqueador obtiene un tono amarillento o si su textura cambió, ya sea de una forma más pastosa o con grumos, no debe utilizarse.
“La crema debe mantener una estructura emulsionada y no debe tener mal color u olor. Si lo hace, puede ser resultado de contaminaciones bacterianas o fúngicas”, explica Molina.
“Al estar en mal estado, el fotoprotector no sólo no nos va a proteger de los rayos UVB y UVA, sino que también puede causar problemas como irritaciones o alergias. De hecho, sarpullidos, eritemas, enrojecimiento o picazón pueden indicar que el producto no sólo ha perdido su eficacia, sino que está afectando negativamente su piel”, añade.
4.- ¿Dónde guardaste el bloqueador?
Acá un tip sencillo: si el paquete que abriste en 2020 lo dejaste durante un año en el baño, no lo uses. Esto debido a que la humedad característica de aquella habitación pudo contaminar con hongos el protector.
De acuerdo a la farmacéutica, el bloqueador, al igual que muchos cosméticos, debe guardarse en un lugar fresco, seco y a una temperatura ambiente cercana a los 22° C.
¿Cómo usar el bloqueador solar?
De acuerdo a la Asociación Chilena de Seguridad, se recomienda utilizar un protector solar factor 30 o 50. Además, dan una serie de recomendaciones para su uso diario:
Aplicar media hora antes de exponerse al sol y reaplicar cada dos horas o menos si se transpira. En niños de seis meses o más se debe usar un protector solar hipoalergénico con factor 50 mínimo. Poner bloqueador con la piel seca y en forma abundante. Recomiendan una cucharadita de té por extremidad. Esparcir uniformemente cubriendo todas las zonas del cuerpo, especialmente aquellas más sensibles como cuello y orejas. En el caso de los niños y adultos calvos, también se debe aplicar en el cuero cabelludo.