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Biomagnetismo: ¿es efectiva esta terapia alternativa que aún no está regulada en Chile?

29 abril 2021 | 10:02

Muchos médicos sostienen que el conocimiento científico es incompatible con los postulados de las pseudoterapias. Aún así, las llamadas terapias alternativas o complementarias, han ido en aumento debido a la búsqueda de “remedios” o la “cura” a ciertas dolencias.

Una de ellas es la Terapia Magnética o como es conocida popularmente: el biomagnetismo. Esta forma de ‘sanación’ consiste en el uso de campos magnéticos estáticos. Sus practicantes afirman que someter a ciertas partes del cuerpo a campos magnetostáticos producidos por imanes permanentes tiene efectos beneficiosos para la salud.

Quienes lo practican aseguran que la aplicación de dos imanes de mediana intensidad de carga contraria, positiva y negativa, en partes específicas de nuestro cuerpo, recupera el equilibrio o PH neutro y de este equilibrio depende nuestra salud, por eso se suele aplicar en la gran mayoría de las enfermedades orgánicas, trastornos emocionales y mentales son provocadas por los microorganismos patógenos, según explica el sitio de Vita Salud.


¿Cómo nace el Biomagnetismo?

La primera observación en Biomagnetismo fue indagada por Richard Broeringmeyer (médico y líder en terapias de biomagnetismo en Estados Unidos) en los años 80, cuando se dio cuenta de una reacción instantánea del miembro inferior derecho de los pacientes en la mano de un examinador, mediante la aplicación de un polo magnético sobre ciertos órganos en pacientes con determinadas enfermedades.

Años más tarde, Isaac Goiz Durán, médico y fisioterapeuta, complementó los elementos de esta terapia mediante la revelación de la teoría del Par Biomagnético, que incluye alrededor de 300 pares que cubren casi todas las enfermedades, por lo que el Biomagnetismo se ha hecho conocido en muchos países de todo el mundo como una terapia alternativa no invasiva.

Este nuevo criterio de terapia alternativa, consigue identificar la etiopatogenia (origen y causa de las patologías) de las enfermedades provocadas por virus, bacterias, hongos y parásitos, así como disfunciones glandulares que al eliminarlos, el PH celular se restablece recobrando nuestra salud.

Esta terapia suele aplicarse en pacientes con enfermedades como cáncer de mama, osteoporosis, insuficiencia renal, leucemia, enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y dolencias de origen reumatoides como artritis y artrosis.

También se recomienda para niños con edad sobre los seis años por la facilidad de comunicación y paciencia para soportar una sesión relativamente larga, aunque está contraindicado para las personas que utilizan marcapasos, quimioterapia o embarazadas.

Los lineamientos básicos para la aplicación de los imanes en un tratamiento general son los siguientes: si la enfermedad radica en la mitad superior del cuerpo, es decir, en las zonas por encima del ombligo, los dos imanes deben colocarse en las palmas de ambas manos del paciente; si se localiza en la parte inferior del cuerpo, deben ubicarse en la planta de los pies.

Como punto complementario, el polo norte puede colocarse en la mano derecha y el sur en el pie contrario. Deben recordarse algunos sencillos principios: siempre el polo norte debe estar por encima y el sur debajo; el norte por delante y el sur por detrás; el norte a la derecha y el sur a la izquierda.

El tiempo de mantener los imanes debe ser un mínimo de 10 minutos y un máximo de 30, una o dos veces al día, a lo sumo, dependiendo del tamaño e intensidad del imán. En niños, el tiempo no debe exceder de cinco minutos una vez al día.


Sin embargo, no se han realizado muchos estudios sobre terapias magnéticas y los que hay presentan resultados distintos. Además, se les objeta el utilizar grupos muy pequeños de pacientes, o sólo en aquellos sometidos a tratamiento, cuando se sabe que el poder de sugestión por sí solo es capaz de aliviar las dolencias, según explica en su estudio la doctora Soledad Cepeda, de la Unidad de Epidemiología Clínica de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia).

Sobre su efectividad

Como se dijo anteriormente, el biomagnetismo presenta resultados inconclusos sobre su efectividad, razón por la cual se considera una terapia alternativa o complementaria, y en el caso de Chile, no forma parte de las terapias reguladas.

En la investigación de la doctora Soledad Cepeda, el diseño fue un ensayo clínico aleatorizado doble ciego, es decir, que ni los investigadores, ni los investigados supieron a cuáles de los pacientes se les estaban colocando imanes. Aleatorizado ya que los individuos seleccionados para el estudio fueron elegidos al azar.

Se escogieron 161 pacientes mayores de 12 años sometidos a procedimientos quirúrgicos bajo anestesia general, que refirieran al menos dolor moderado tras despertar de la anestesia. Las características demográficas, la duración y el tipo de cirugía, la dosis intraoperatoria de analgésicos y la intensidad de dolor fueron similares en ambos grupos.


Ochenta y uno fueron asignados a los imanes activos y 84 a los imanes placebo. Los imanes (activos y placebos) se colocaron en cada extremo de la incisión y alrededor de ésta de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Los pacientes calificaron la intensidad de dolor con una escala de cero a diez cada diez minutos, y recibieron dosis incrementales de morfina hasta que la intensidad del dolor fuera menor o igual que cuatro en una escala sobre diez.

La intensidad del dolor fue similar en ambos grupos. El grupo con imanes activos tuvo un promedio 0.04 unidades más en la intensidad de dolor que el grupo placebo. Los requerimientos de analgésicos también fueron similares en ambos grupos. El grupo con imanes activos requirió 1.15 mg más de morfina que el grupo de control.

Con lo anterior, se demostró que la terapia magnética no disminuye la intensidad del dolor postoperatorio ni los requerimientos de opioide, por lo que no debe usarse para el tratamiento de dolor agudo postoperatorio u otros síndromes dolorosos, en los cuales la fuente del dolor sea la lesión del tejido.


Arturo Acuña, psicólogo y terapeuta integral chileno, explicó que “esta modalidad de terapia es más que nada física, porque tiene que ver con enfermedades del tipo infeccioso, el ochenta por ciento de las enfermedades que pueden ser trabajadas con el Biomagnetismo son de orden infeccioso, es decir que detrás de eso hay bacterias, virus, hongos, parásitos y también toca algunos puntos disfuncionales que tienen que ver con las principales glándulas del cuerpo como es la Pineal, Hipófisis y la Tiroide, que en esta última hay una alta prevalencia de los problemas tiroideos y también de la Pineal que es la glándula más espiritual de nuestro cuerpo”.

“Entonces estás glándulas se disfuncionan por estrés, por sustos, por miedos, entonces se bloquean y no generan las hormonas que tienen que generar, a veces generan muy pocas…se disparan o simplemente se bloquean y aparecen las enfermedades, los síntomas y la gente va al médico a buscar solución. Ahora, el Biomagnetismo es para enfermedades de carácter infeccioso principalmente, pero la terapia de imanes a través de la magnetoterapia si es posible aplicarla al ámbito emocional, agregó el especialista en el programa de Radio Polar de Punta Arenas.

Por su parte, la epidemióloga y académica del Departamento de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Paula Bedregal, explica que “primero hay que entender que todas las terapias que son intervenciones sobre las personas tienen un efecto placebo de base. Entonces uno estudia sobre ese efecto placebo, que se produce sólo por el hecho de intervenir a una persona, entonces la investigación actual sigue siendo muy incipiente”.

Además, agrega que “tenemos casos limitados como para determinar la efectividad de este tipo de terapia en algunas condiciones de salud. Hay tipos de investigaciones que permiten dar cuenta del contraste con el efecto placebo, entonces uno como investigador realiza experimentos comparando el biomagnetismo con tratamientos que se utilizan, por ejemplo, en la artritis”.

Si bien los estudios no han podido comprobar la efectividad de esta terapia, para la comunidad médica y científica continúa siendo una pseudociencia, los especialistas son enfáticos en que los pacientes pueden optar a estas terapias, pero sin abandonar los tratamientos tradicionales.