Enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple (EM) son afecciones en las que el sistema inmunológico deja de funcionar correctamente y atacan tejidos o células sanas del cuerpo; la inflamación en la EM destruye la vaina protectora de mielina que recubre las fibras nerviosas.
Este daño interrumpe la capacidad de transmitir señales entre las células nerviosas y los tejidos y causa una amplia variedad de síntomas neurológicos, sensoriales y motores que pueden diferir mucho entre individuos.
Si bien esta enfermedad se puede tratar con fisioterapia y medicamentos que inhiben el sistema inmunológico para aliviar los síntomas y reducir la velocidad de la progresión de la enfermedad, al ser ‘neurodegenerativa’ no existe cura para quienes la padecen.
Sin embargo, un nuevo estudio alemán, asegura que la tecnología usada en la vacuna contra el coronavirus, Pfizer, podría ser un tratamiento para las personas con esclerosis múltiple.
La empresa BioNtech, indica que ha logrado desarrollar una vacuna ARNm probada en complejos modelos de esclerosis múltiple en ratones en la que se ha detectado la supresión de la enfermedad.
¿En qué ayudaría a la esclerosis múltiple?
En el mundo, existen más de 2 millones de personas con esclerosis múltiple. Por esta razón, el nuevo enfoque de esta investigación aborda los puntos clave en el tratamiento de enfermedades autoinmunes, como la inducción de inmunosupresión sistémica.
La investigación, que fue publicada en la revista especializada Science, es un trabajo colaborativo entre varios centros de investigación del Centro Médico Universitario de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (centro de Alemania).
Según dice el estudio, en todos los ratones investigados que padecen encefalomielitis autoinmune experimental (EAE), la vacuna “pudo prevenir la enfermedad sintomática o, en ratones con enfermedad en etapa temprana, redujo la progresión de la enfermedad y restauró las funciones motoras”.
Además, agrega que la vacuna candidata preclínica no suprimió las respuestas inmunitarias funcionales contra otros antígenos distintos de la mielina, razón por la cual se abordó uno de los desafíos clave en el tratamiento autoinmune en los estudios preclínicos, la inducción de una supresión inmunológica sistémica inespecífica.
En el caso de la vacuna contra el COVID-19 de la compañía alemana, que recurrió para su desarrollo a la estadounidense Pfizer, los ARNm se utilizan para producir la proteína S (Spike) del SARS-CoV-2, la forma que el coronavirus necesita para entrar en la célula.
El equipo puntualizó en la posibilidad de un tratamiento que tiene mejoras significativas aplicables a los síntomas de esclerosis múltiples, presentándose así una forma de tratar con antígenos eficientes que podrían mejorar considerablemente las formas de tratamientos conocidos para enfermedades neurodegenerativas.