Todas las recientes encuestas que pesquisan las preocupaciones de los chilenos, evidencian a la corrupción como uno de los principales problemas donde la mayoría de los consultados, manifiesta que este fenómeno ha crecido contaminando diversas instituciones, incluso aquellas responsables de resguardar el bien público.

Pese a que ministerios, municipalidades, universidades, policías y otras organizaciones son señaladas como focos de corrupción, existe consenso que ahí aún labora gente de irrenunciable comportamiento ético.

Cualquiera de estas personas que es fiel a su postura de probidad, ante las evidencias de favoritismo, coimas, fraudes, clientelismo y otras formas de inexorable corrupción; enfrenta el desafío de conservar su fuente laboral y a la vez no ser dañada por la toxicidad del ambiente organizacional.

Este desafío ha sido abordado desde diversas especialidades de la gestión de recursos humanos, pues se admite que trabajar en una organización corrupta, sin posibilidad de cambiarla y sin tener otra alternativa de fuente laboral, es una pesadilla para cualquier ciudadano honesto.

Estrategias para sobrevivir en ambientes laborales tóxicos y/o corruptos

Respecto a esta incómoda situación que posiblemente la sufren millones de chilenos y chilenas, se han recomendado diversas estrategias que pretenden aliviar el peligroso tormento de compartir con compañeros y jefes corruptos.

La primera y tal vez más obvia recomendación la proporciona el consultor laboral Sean Turconi quien afirma que el trabajador íntegro debe asegurarse de registrar todo aquello que pueda usar en su defensa ante alguna posible acusación de acto ilegal o ilegítimo. Esa sugerencia es bastante útil cuando en Chile existe la poca refinada conducta de “meter a todos en un mismo saco”.

La segunda recomendación atiende la salud mental del trabajador, quien, por muy fuerte que sea, tenderá a deteriorarse al ser testigo de tantas fechorías que él sabe que no puede evitar. Ante esto, Steven M Southwick de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, invita a aumentar la resiliencia aprovechando la pertenencia a ecosistemas distintos al lugar del trabajo. Grupos humanos tal como la familia, vecinos del barrio y excompañeros de colegio, pueden brindar un eficiente soporte psicológico sin necesariamente recurrir a un tratamiento pagado a algún profesional de la salud.

La tercera recomendación pretende enriquecer el capital intelectual de la persona honesta, invitándola a conocer científicamente la complejidad del mal que impera en su lugar de trabajo. Líder en esta estrategia es el académico de la Universidad de Pennsylvania, Philip M. Nichols, quien afirma que no se puede comprender el mundo si no se comprende la corrupción. Si un trabajador estudia este fenómeno con sus componentes económicos, sociales, biológicos, legales y tantos otros; podrá accionar y reaccionar de mejor manera.

Estas tres estrategias recomendadas para el trabajador íntegro que día a día tiene que laborar dentro de una organización donde operan individuos de reprochable conducta, le dan poca importancia al rol de otros trabajadores honestos que pertenecen al mismo ecosistema y que tampoco tienen posibilidades de acceder a un lugar más sano.

Umbral de tolerancia a la corrupción en la función pública

Entonces, una cuarta recomendación es observar atenta, pero discretamente, el comportamiento de jefaturas, pares y subordinados para identificar quienes no integran la red de corrupción y tienen poca probabilidad de caer en ella. Este es el primer paso para formar alianzas entre individuos probos que experimentan el mismo pesar que comienza a aliviarse no solo cuando comparten información sobre las escasas oportunidades y las abundantes amenazas; sino también cuando en los reservados encuentros se entregan un mutuo apoyo emocional.

Estas cuatro estrategias, más otras, implementadas cada una por sí solas o combinadas; no garantizan que el trabajador renuncie a su fuente laboral cuando su umbral de tolerancia ante la corrupción observada sea superado o cuando sea despedido si se niega a ser parte de ella. La utilidad de estas estrategias es que no solo facilitan que el trabajador llegue a fin de mes con el sustento financiero para su hogar, sino que también lo haga con la tranquilidad de haber resistido la inmensamente poderosa fuerza de la corrupción.

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