Bárbara Sepúlveda sostuvo en su columna en Bio Bio Chile, publicada el 12 de diciembre, que estar a favor del aborto no se contradice con la maternidad deseada.

Se da la licencia de llamar hipócritas a quienes “celebran ciertas maternidades mientras ignoran las condiciones materiales que afectan a miles de mujeres”. Es curioso, por decir lo menos, que quienes defienden el derecho a la vida de unos y no de otros, quienes dicen que solo un hijo deseado tiene dignidad de persona, pero deshumanizan arbitrariamente a otros niños que están por nacer; llamen hipócritas a los que defendemos la causa provida.

El verdadero doble estándar viene de la izquierda progresista que defiende la vida de las personas “deseadas” y aboga por abortar a aquellos que no lo son, a quienes tienen menos recursos o a los enfermos, como si su vida no valiera.

Además, acusa que los provida seríamos opresores de las mujeres, pero ¿hay algo más opresor que buscar la muerte de miles de mujeres en el vientre materno? ¿Más opresor que proponer el aborto como solución a las mujeres que viven embarazos difíciles en lugar de acompañarlas? No lo creo.

La verdadera opresión viene de los que quieren silenciarnos mediante la descalificación con la pretendida (y falsa) superioridad moral que los caracteriza, que margina del debate a las mujeres que no comparten su ideología, a las provida, a las católicas y a los hombres.

Por otro lado, la idea central de la columna es la libertad de las mujeres, sobre todo aquellas que no tienen las condiciones económicas para continuar su embarazo, para lo que Bárbara Sepúlveda implícitamente alude a la necesidad de legalizar el aborto libre, como si fuera una verdadera solución.

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La ex convencional omite la posibilidad de dar a las mujeres el apoyo para salir adelante con sus hijos, como si fuera un imposible. Se desprende la idea de que las mujeres somos incapaces de ser madres y ser exitosas en lo profesional, que la maternidad es una carga y los hijos, un problema.

La experiencia de millones de madres en Chile que tienen la valentía de superar los obstáculos y ser felices con sus hijos, demuestra lo contrario.

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