Señor director:
Hasta el 31 de diciembre del año 2024 seré funcionario del Departamento de Educación de Estación Central. Comencé el año 2014, por un mérito específico que los años de estudio me dieron.
Trabajé con docentes, colaboré en temas de gestión institucional mientras estudiaba magísteres, diplomados y continuaba preparándome para brindar una asistencia técnico-directiva de calidad.
Nunca me he considerado un trabajador descollante -aunque en el transcurso de los años, no pocas personas elogiaban mis capacidades técnicas, pero sobre todo humanas, sin aceptar ni creer del todo para relevar la humildad que todos debemos ostentar-, pero sí que puedo afirmar una constante preparación en temas técnico-pedagógicos y técnico-directivos.
Con éxitos relativos pasaron los años, hasta que llegó el momento de postular al SLEP (para quien no conozca la sigla, Servicio Local de Educación, un nuevo organismo devenido de la desmunicipalización y que tendrá la responsabilidad de administrar los establecimientos municipales).
Funcionarios de Maipú, Cerro Navia y Estación Central, postulamos, pero sorpresa: de 67 funcionarios, solo quedaron 2 personas de Estación Central.
Vale la pena mencionar que el actual Director Ejecutivo -nombrado por el Presidente de la República-, formó sus vínculos en la comuna de Maipú. Mejor ni decir cuántos funcionarios de esa comuna fueron traspasados: de ahí la pregunta, ¿qué capacidades de administración se están considerando para la elección de una misión tan relevante como lo es la educación de nuestras futuras generaciones?
Pero eso no es todo: los funcionarios que no fuimos traspasados, tenemos la posibilidad de ser indemnizados o ser absorbidos por la Municipalidad. Otra sorpresa: militantes y operadores políticos son los que tienen la primera opción, sin muchas veces acreditar experiencia, estudios, preparación o incluso mínimos hábitos de educación y comportamiento en un espacio de formalidad.
Me voy indignado al ver que, lo que ocurre en esta comuna, es un reflejo de lo que muchas veces vemos de nuestros gobiernos: el pituto como una manera de administrar el Estado. ¿Los méritos? Nada de eso es verdaderamente incidente. Va a costar mucho que pueda sanarme de estas pequeñas injusticias diarias, de las formas tan inauditas y sesgadas de construir un país.
El autor de esta carta solicitó reserva de identidad a BioBioChile