Señor director:

En las zonas rurales de Chile, particularmente, en el sector agrícola, miles de trabajadores y trabajadoras migrantes provenientes de Bolivia, Colombia y Venezuela principalmente, desempeñan funciones esenciales para el motor de nuestra economía (más de 300 mil personas migrantes trabajan en este sector en Chile según datos del INE). La forma en que ellas ingresan a este mercado laboral, es un tema relevante al que debemos prestar atención ad portas a la temporada de cosecha.

La Organización Internacional para las Migraciones identifica tres momentos dentro del proceso de migración laboral: Reclutamiento y selección, empleo y migración de retorno o cambio de empleador. Desde Periplo Chile (iniciativa que une a Fundación Avina, Fundación Casa de la Paz y Corporación La Morada) estamos haciendo foco en la importancia del reclutamiento responsable, que es una de las puertas de entrada al mundo laboral agrícola; desde nuestro punto de vista, requiere estar basado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

¿Qué es el reclutamiento responsable?

El reclutamiento responsable busca establecer normas éticas para la contratación de personas migrantes. No se trata únicamente de formalizar contratos; va más allá. Es garantizar condiciones mínimas para que estas personas trabajen en un entorno seguro y digno, tales como el cumplimiento básico de condiciones laborales adecuadas: salarios justos y contratos, acceso a agua potable y servicios sanitarios, protección solar o contra pesticidas.

Este estándar plantea un cambio profundo no solo de las condiciones mínimas para realizar sus labores, sino de trato hacia quienes cumplen tareas fundamentales para la producción agrícola.

Necesitamos también avanzar hacia el trato directo con el empleador, para reducir la presencia de intermediarios y eliminar el cobro de comisiones de contratación o gastos conexos a las personas para que accedan a la oportunidad de obtener un trabajo.

Dignidad en el trabajo rural

Para lograrlo, necesitamos que tanto el sector privado como el público y la sociedad civil se comprometan con estos estándares. Pero también necesitamos, como sociedad, reconocer el valor de estos trabajadores, que aunque invisibles para muchos, sostienen una parte crucial de nuestra economía y nuestros estilos de vida.

El reclutamiento justo es apenas el primer paso, pero es un paso necesario. Y aunque aún quede mucho por recorrer, es una señal de que es posible transformar la forma en que entendemos el trabajo rural. Solo a través de un compromiso colectivo podremos garantizar un futuro más equitativo para todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, reconociendo el invaluable aporte de quienes, desde el campo, nos alimentan cada día.

Antonia Garcés
Directora de Periplo Chile

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