En las últimas décadas, Chile ha experimentado un fenómeno preocupante en su sistema político: la fragmentación partidaria. La proliferación de partidos y la débil cohesión entre ellos plantean serios desafíos para la estabilidad y eficacia de su democracia representativa.

Por Aldo Cassinelli Capurro
Cientista Político

Esta fragmentación política acarrea riesgos palpables para la gobernabilidad democrática. La existencia de múltiples partidos con bases ideológicas diversas fomenta la polarización política y social, lo que dificulta la búsqueda de consensos y el diálogo político constructivo. Esto incrementa el riesgo de conflictividad y parálisis institucional.

Además, la capacidad del gobierno para abordar problemas estructurales y llevar a cabo reformas significativas se ve comprometida. Las decisiones estratégicas de largo plazo tienden a ser postergadas o diluidas debido a la falta de consensos amplios y estables, restando efectividad al sistema democrático. Los estudios sociales demuestran cómo este escenario empieza a comprometer el apoyo a la democracia.

Contrario a lo que se podría pensar, la fragmentación no necesariamente mejora la representación política. Con numerosos partidos pequeños, es posible que surjan distorsiones en la representación de los intereses ciudadanos, lo que dificulta que las personas se identifiquen con partidos que efectivamente representen sus preocupaciones y demandas.

Superar la fragmentación es esencial, pero no es la solución completa. Es parte de un conjunto de medidas necesarias para contar con instituciones sólidas que piensen en el largo plazo. La discusión de políticas de Estado requiere partidos que no estén constantemente preocupados por su supervivencia en cada elección debido a su escaso apoyo.

Lee también...

El fortalecimiento de los partidos políticos es clave

Para que la democracia funcione adecuadamente, los partidos deben ser relevantes y valorados socialmente. Solo así se puede encauzar la discusión política y la formación de políticas públicas en los espacios apropiados.

Contar con partidos sólidos también es una herramienta eficaz para evitar el caudillismo, que desvirtúa el propósito institucional al hacer girar a los partidos en torno a la voluntad de una sola persona.

En resumen, evitar la fragmentación y reducir la cantidad de partidos con representación parlamentaria es una parte importante de la solución. Asimismo, es crucial dotar a los partidos políticos de una fortaleza institucional que trascienda los intereses individuales o personales.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile