Realizar acciones de carácter social con las comunidades vinculando a los colaboradores ha resultado ser una excelente fórmula para la adhesión a la organización y aumentar el compromiso y bienestar de quienes se involucran, como cursos de capacitación a poblaciones vulnerables, construcción de casas, operativos sociales, mentoría y otras acciones solo suman al bienestar.

En los últimos años, la salud mental en el entorno laboral se ha convertido en una preocupación central en Chile. Los trabajadores, hoy más que nunca, enfrentan niveles preocupantes de estrés, ansiedad y otros trastornos mentales, exacerbados por el aumento de las exigencias laborales, el teletrabajo prolongado y las secuelas emocionales de la pandemia.

Según un reciente estudio de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), cerca del 40% de los trabajadores en Chile reporta niveles de estrés elevados. Esta cifra no solo refleja una crisis en sí misma, sino que deja en evidencia las profundas repercusiones que esta problemática tiene tanto en la vida personal de los trabajadores como en el rendimiento de las organizaciones.

Entre los problemas de salud mental más comunes en los entornos laborales encontramos el estrés crónico, provocado por la sobrecarga de trabajo, la falta de control sobre las tareas y los plazos ajustados. A esto se suma la ansiedad, fruto del miedo al despido, la incertidumbre económica y las altas expectativas de rendimiento.

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El síndrome de burnout, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es otra de las consecuencias directas de un mal manejo del estrés. Quienes lo padecen experimentan fatiga extrema, desinterés emocional por su trabajo y una significativa reducción en su productividad. Finalmente, la depresión —resultado del desequilibrio entre las demandas laborales y la vida personal— sigue afectando gravemente la calidad de vida de los trabajadores y, por extensión, el éxito de las organizaciones.

Para mitigar estos problemas, es crucial que las empresas tomen un rol activo en la protección de la salud mental de sus colaboradores. No se trata solo de implementar medidas superficiales, sino de transformar la cultura organizacional para crear un entorno que favorezca el bienestar.

Promover una cultura de apoyo y comunicación abierta es un primer paso fundamental. Los trabajadores deben sentirse cómodos para expresar sus preocupaciones sin temor a represalias, y esto requiere el establecimiento de canales de comunicación efectivos y confidenciales. Además, es importante desarrollar programas de bienestar que incluyan actividades de ejercicio físico, promoción de hábitos saludables y espacios de desconexión.

Por otro lado, capacitar a los líderes en gestión de personas es indispensable. Los gerentes y supervisores deben estar preparados para detectar los primeros signos de problemas de salud mental en sus equipos y ofrecer soluciones que equilibren las necesidades operativas con el bienestar de sus colaboradores. Asimismo, la flexibilidad laboral se ha revelado como una de las mejores herramientas para reducir el estrés.

Realizar acciones de carácter social con las comunidades vinculando a los colaboradores ha resultado ser una excelente fórmula para la adhesión a la organización y aumentar el compromiso y bienestar de quienes se involucran, como cursos de capacitación a poblaciones vulnerables, construcción de casas, operativos sociales, mentoría y otras acciones solo suman al bienestar.

Salud mental

En algunos países desarrollados y otros en desarrollo se persigue formalmente la búsqueda de la felicidad de las personas en el trabajo, un concepto que se ha relevado por la constatación de la enorme crisis de soledad que viven las personas afectando su salud mental. El vínculo con otros, no solo al interior de las organizaciones, sino en dar tiempo a la acción social, son de las mejores medidas. Como piensan los ingleses: “Menos medicamentos y más colaboración activa”.

Invertir en la salud mental de los trabajadores no solo es un gesto de responsabilidad social, sino una estrategia empresarial inteligente. Al final del día, un trabajador mentalmente sano es un trabajador más comprometido, eficiente y feliz. Las empresas chilenas tienen la oportunidad y el desafío de liderar este cambio cultural, construyendo ambientes donde el bienestar sea tan prioritario como los resultados económicos.

Debemos aprender de las experiencias internacionales y las buenas prácticas replicando aquello que ha dado muestras de eficacia, no hacer nada aumentará el problema y el costo económico y social de empresas y del país. Si bien el reto es grande, los beneficios para todos —empleados y organizaciones— serán aún mayores.

Verónica Garrido
Gerente general de OTEC Teamclass.

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