Sr director:

Las recientes declaraciones de la ministra del Interior, Carolina Tohá, respecto a los homicidios ocurridos durante las Fiestas Patrias me generan una profunda preocupación. Ella afirmó que “la cantidad de víctimas de homicidio de estos días ha sido más o menos similar a la que hay en días habituales”, con un total de “25 personas que han muerto desde el día lunes a la fecha”.

Esta cifra me parece ridículamente alta; sin embargo, lo que más me inquieta no es solo la magnitud de estas tragedias, sino cómo se ha llegado a naturalizar los homicidios al catalogarlos como algo “habitual”.

Tohá ha declarado que “querer a Chile es cuidar a su gente para que viva segura y en paz”. Sin embargo, me resulta hipócrita y contradictorio hablar de seguridad y paz cuando 25 muertes violentas en menos de una semana se presentan como un hecho común. Me pregunto cómo un ministerio cuya función es coordinar, evaluar, prevenir y controlar la delincuencia puede aceptar tales cifras sin arrugar la cara y sin hacer el mea culpa de su ineficacia.

Es evidente el incumplimiento de Tohá con su compromiso; su gente no vive segura ni en paz. Su gente muere, y ella se lava las manos al catalogar la situación como normal. Promoviendo implícitamente la mediocridad en la gestión de la seguridad pública, diluyendo el sentido de urgencia que debería prevalecer ante la pérdida de vidas.

Parece que hemos llegado a aceptar la violencia y la muerte como algo cotidiano. Esta actitud mediocre y conformista es generalizada en el gobierno; basta con observar cómo analizan la situación económica, presentándola como mejor de lo esperado.

Por Álvaro Francisco Aguilar Bustos
Estudiante de Derecho

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