EFE

El ataque israelí al Líbano es la definición de libro de terrorismo de Estado

23 septiembre 2024 | 19:20

Los ciudadanos libaneses no tuvieron la oportunidad de velar a sus familiares y amigos cuando una nueva ola de explosiones fue detonada, algunas durante los mismos funerales.

La semana pasada en el Líbano, dispositivos electrónicos de uso civil, incluidos beepers y walkie-talkies, explotaron de manera masiva en diversas áreas del país, causando una catástrofe humanitaria. Se reportaron múltiples detonaciones de beepers que, según fuentes libanesas, de inteligencia y funcionarios estadounidenses, fueron equipados con explosivos por la agencia de espionaje israelí, Mossad.

Los medios occidentales informaron esta noticia como un ataque preciso dirigido contra combatientes de Hezbollah, pero los dispositivos detonaron en áreas urbanas, asesinando e hiriendo a civiles y causando pánico en la población libanesa. El ataque de dos días resultó en la muerte de 32 personas, incluidos niños, y más de 3,000 heridos, de los cuales un centenar se encuentran en estado grave.

Violaciones al Derecho Internacional Humanitario

El Mossad utilizó beepers, walkie-talkies y otros electrónicos de uso común como instrumentos de muerte. La naturaleza indiscriminada de estos explosivos, que fueron distribuidos entre la población civil, viola las normativas del derecho internacional humanitario (DIH), que prohíbe el uso de objetos o dispositivos que parezcan inofensivos como armas.

Este tipo de ataques no solo causa daño físico, también genera daños psíquicos masivos entre la población. Es parte de lo que se considera una guerra psicológica que, en este caso, ha provocado que la población civil libanesa no pueda usar sus dispositivos electrónicos de comunicación sin el temor de ser herida de gravedad.

El ataque israelí al Líbano es la definición de libro de terrorismo de Estado

El DIH también establece que los ataques deben ser dirigidos específicamente a objetivos militares, cumpliendo además con el principio de proporcionalidad, es decir, cualquier daño a civiles debe ser limitado y no excesivo en relación con la ventaja militar obtenida. En este caso, las explosiones paralizaron el sistema de salud del Líbano y causaron pánico generalizado, sin lograr un objetivo militar claro o directo. Una operación que implica un exceso de daño civil, sin un beneficio militar proporcional, es un crimen de guerra.

Este ataque no fue preciso, ni quirúrgico, ni dirigido. El ataque israelí al Líbano es la definición de libro de terrorismo de Estado y, sin embargo, el silencio de los gobiernos es ensordecedor. No es la primera vez, y producto justamente de esta impunidad cómplice, no será la última vez que Israel cometa crímenes contra la humanidad. Queda claro, entonces, que la definición de terrorista no depende realmente de las acciones, sino de quiénes sean tus aliados.