El desafío es gigante y debería ser liderado por lo/as gobernantes de nuestro país. Sin embargo, ante su indiferencia hemos decidido dar un paso adelante y hacernos cargo. Porque las madres podemos tolerar que nos discriminen, pero no estamos dispuestas a que nuestros hijos paguen el costo.

Soy madre de cuatro hijo/as: trillizas de 15 y un hijo de 13 años. Cuando nacieron mis hijas me sentí invisible, pequeña y sola en una tarea titánica como es educar a personas que no pueden hacer nada por sí solas. Tuve que renunciar a mi trabajo remunerado, pues a las madres en Chile se nos pide trabajar como si no tuviésemos hijos y criarlos como si no tuviéramos trabajo. Esta realidad le sucede a miles de madres en todo Chile y la hemos normalizado.

Hace un mes nos llegó – a través de redes sociales- el testimonio de una mamá soltera que debía dejar a su hijo de 9 años solo en su hogar para poder trabajar. Al compartirlo, inmediatamente otra mamá nos contó que le sucedía lo mismo. Nos comenzaron a llegar casos de mamás que debían pedirle a su hijo de 12 años que cuide a su hija pequeña para poder trabajar remuneradamente. La reacción de la comunidad frente a estos testimonios fue inmediata. Llegaron cientos de mensajes comentando cómo es posible que hayamos normalizado e invisibilizado una situación tan vulnerable y que debíamos hacer algo al respecto.

Yo Quiero Estar

Así nació la iniciativa piloto “Tribu YoQuieroEstar” que agrupa a mamás por comuna a través de grupos de WhatsApp.

En dos semanas ya teníamos más de dos mil mamás integrantes distribuidas en más de 40 comunas, dando cuenta de la necesidad imperativa de las mujeres en Chile para contar con mayores redes de apoyo.

¿Cómo funciona? Cada grupo de WhatsApp tiene entre una y dos coordinadoras locales, encargadas de gestionar los grupos de WhatsApp y las actividades comunales. A su vez, las fundadoras de Fundación YoQuieroEstar son coordinadoras nacionales y todas las decisiones se toman en consulta con las coordinadoras locales.

Cuando criar se vuelve un acto de resistencia

El nombre Tribu nace justamente de las coordinadoras – maravillosas mujeres que quieren contribuir de forma desinteresada al progreso de Chile- pues queremos rescatar los valores inherentes a la naturaleza del ser humano, preservando el bienestar de lo/as niño/as como objetivo fundamental. Estamos convencidas que para educar a un niño hace falta una tribu entera.

Resulta pertinente preguntarnos en qué momento decidimos que el futuro de la sociedad -representado por niño/as y adolescentes- no es importante. Pareciera ser que las únicas actividades relevantes son aquellas que perciben una remuneración económica.

Qué duda cabe, un país sin riqueza y sin crecimiento es un país que se estanca; sin embargo, hemos olvidado el valor de la cohesión, la confianza y la seguridad colectiva. Recordemos que en la época de las cavernas, hombres y mujeres se organizaban para traer alimentos y riqueza. Pero también lo hacían para cuidar de la tribu.

La triste realidad de una infancia criada en soledad

Una coordinadora nos contaba que cuando comenzó la pandemia su hijo de 6 años estaba muy nervioso y cuando le preguntaron qué sucedía, les dijo: “todo lo qué está pasando es mi culpa, pues yo le pedí a Dios que mi papá y mi mamá pudieran estar más tiempo conmigo. Estoy feliz, pues mi deseo se ha cumplido ahora que estamos en cuarentena, pero no quería que tanta gente se enfermara de COVID”. Un testimonio impactante y desgarrador que refleja que la infancia hoy está siendo criada en soledad. De nuevo, necesitamos volver a los valores inherentes a la naturaleza humana.

Dejar a nuestro/as hijo/as de 8 am a 8 pm en un establecimiento escolar no es lo que es lo que quieren ni lo que necesitan. Sin embargo, es lo que se acomoda al sistema productivo y por ende, lo recomendable.

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Las mamás en Chile somos 5,5 millones de personas. Deberíamos ser actrices políticas relevantes; sin embargo, somos invisibilizadas y peor aún, castigadas por ejercer una responsabilidad tan noble como cuidar, educar y formar a nuestra familia. Necesitamos tener trabajo remunerado compatible con la crianza para poder estar presente en la crianza de nuestro/as hijo/as. Es por esto que nos estamos reuniendo con autoridades locales y candidato/as para gestionar dichas soluciones.

Así por ejemplo, estamos evaluando organizar ferias de trabajo híbrido: potenciar espacios de cowork comunales con guarderías; generar sinergia con otras organizaciones comunales, potenciar talleres deportivos para niños/as. Todo lo anterior, de la mano de la Municipalidad y Gobiernos regionales.

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Sin madres no hay futuro

La crianza en tribu es un desafío social, pues la experiencia -y la ciencia- nos ha demostrado que criar en soledad solo nos lleva al fracaso: una infancia y adolescencia con pésimos indicadores de salud mental; una sociedad donde no nacen hijo/as, y alta deserción e informalidad laboral femenina.

El desafío es gigante y debería ser liderado por lo/as gobernantes de nuestro país. Sin embargo, ante su indiferencia hemos decidido dar un paso adelante y hacernos cargo. Porque las madres podemos tolerar que nos discriminen, pero no estamos dispuestas a que nuestros hijos paguen el costo. Preservar la supervivencia y bienestar de nuestra familia es nuestro mayor instinto. Porque sin madres no hay futuro. Porque así es la naturaleza humana. Punto.

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