Señor director
En Chile, donde el pensamiento surgido en la escuela y el pensamiento crítico no suelen ir de la mano, y estando inmersos en la sociedad de la inmediatez, la televisión busca competir de alguna manera con las plataformas digitales. En su afán de satisfacer a sus seguidores, la programación matutina se centra en temas judiciales e internacionales, poniendo el foco en el morbo y ofreciendo al espectador nulo espacio para la capacidad crítica. Así, se vuelve una experiencia reduccionista en comparación con la realidad, donde todo se lleva a una simple opinión como “me gusta o no” o “estoy de acuerdo o no”.
Estos espacios matutinos, de un promedio de 5 horas, libran una verdadera guerra de trincheras por captar la atención de los pocos televidentes activos. Esto puede provocar un daño significativo, ya que el individuo se alinea con el opinante de turno, el titular tendencioso o la nota de prensa más impactante.
A pesar de la reconocible crisis de la TV, quienes lideran los programas matutinos se han vuelto verdaderos líderes de opinión, siendo cada vez más influyentes en redes sociales, incluso para quienes no consumen el contenido diario. Su posicionamiento y el interés hacia sus comentarios, cada vez más mediáticos, trascienden las barreras hacia lo digital y se vuelven foco de interés popular.
Los matinales, espacios híbridos de un concepto extraño que buscan abarcar los intereses más globales del país, se perciben como espacios positivos, pero finalmente se infiere que perjudican la esencia misma del análisis crítico de la ciudadanía. Verlos es gratificante en estímulos, valida la opinión de la masa proponiendo una suerte de alineación del pensamiento respecto a temas específicos, y desde lo sensitivo, esto puede ser también gratificante, tanto mental como psicológicamente.
Pero para ser realmente beneficiosos, debieran aportar al pensamiento reflexivo, reevaluar contenidos o la forma en que estos se entregan al aire para poder brindar un espacio de realidad efectivo, donde sea posible filtrar la información y no esta suerte de método morboso de ensayo y error, donde se pone el énfasis en el impacto mediático por sobre depurar la información.
Cristian Adrián Veliz Paredes
Puente Alto
En representación del grupo de estudiantes de psicología vespertino tercer semestre Universidad Miguel de Cervantes.