El monopolio es un tema que genera controversia en cualquier industria. En Chile, la gestión exclusiva de los dominios .cl por parte de NIC Chile, una entidad dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, no es la excepción. Esta situación me despierta serias interrogantes sobre los costos, la falta de competencia y las implicaciones en la seguridad informática.

Las consecuencias del monopolio de NIC Chile

En un mercado digital donde la agilidad y la innovación son esenciales, la gestión monopolística de NIC Chile parece estar quedándose atrás, con consecuencias potencialmente graves para los usuarios y el desarrollo tecnológico del país.

Comparativamente, los dominios .cl son más caros que sus contrapartes internacionales. Una simple búsqueda me revela que un dominio .cl cuesta $9.990, mientras que los dominios .com pueden encontrarse por tan solo 5 dólares (aproximadamente 4.600 pesos) e incluso gratis si contrato un hosting.

La ausencia de competidores permite a NIC Chile operar sin incentivos claros para mejorar su servicio o innovar en tecnología. Aunque se ha mantenido un servicio estable, la falta de competencia ha revelado desventajas significativas, especialmente en términos de respuesta a incidentes de seguridad.

“Cerrado”

Por ejemplo, el pasado viernes 14 de junio enfrenté un intento de phishing que suplantaba al Banco Santander. Cuando intenté reportarlo, descubrí que NIC Chile solo atiende hasta las 14:50 los viernes, por lo que tuve que esperar hasta el lunes siguiente para presentar el reclamo, el cual quedó registrado con el Ticket 21317175. A la fecha, 19 de julio, no he recibido respuesta alguna.

Esta experiencia me deja serias dudas sobre la capacidad de NIC Chile para manejar situaciones que comprometen la seguridad informática de sus usuarios.

En un mundo cada vez más conectado, la rapidez para responder a amenazas cibernéticas es crucial, y el actual monopolio del NIC parece estar fallando en esta área.

Competencia, precios bajos y mejoras continuas

Mirando a otros países, como Estados Unidos, donde la ICANN es quién supervisa los dominios .com, permitiendo que múltiples registradores compitan, vemos un mercado abierto que fomenta la competencia. Esto conlleva precios más bajos y una mejora continua de los servicios.

Esta competencia no solo estimula una respuesta más rápida y efectiva a problemas de seguridad, sino que también impulsa a cada registrador a mantener altos estándares para proteger su reputación y atraer clientes. Es evidente que el modelo chileno podría beneficiarse de ajustes similares.

Además, es cuestionable que la gestión de un recurso tan crucial como los dominios .cl siga dependiendo exclusivamente de una institución educativa como la Universidad de Chile. Este vínculo institucional no solo plantea preocupaciones sobre la neutralidad y eficiencia del servicio, sino que también limita la perspectiva de innovación y adaptabilidad necesarias en el dinámico campo de la tecnología de internet.

Cambios urgentes para modelos competitivos y transparentes

Para ilustrar aún más la urgencia de estas reformas, NIC Chile recientemente reportó un incidente de ciberseguridad que afectó a las cuentas de algunos usuarios el día 3 de julio de 2024, destacando la necesidad de mejorar las medidas de seguridad y respuesta a incidentes.

La reciente divulgación de incidentes de seguridad por parte de NIC Chile subraya una realidad ineludible: el modelo actual no solo es insostenible en términos de costos y eficiencia, sino también en seguridad.

Frente a esto, es imperativo que las autoridades, junto con los expertos en tecnología evalúen modelos más abiertos y competitivos que han demostrado ser efectivos en otros países.

Debemos abrir el diálogo sobre la posibilidad de desvincular la gestión de los dominios .cl de la Universidad de Chile, buscando una estructura que garantice independencia, transparencia y responsabilidad ante los usuarios.

El objetivo es claro: crear un entorno digital que no solo sea más económico y eficiente, sino también más seguro y resiliente ante las amenazas cibernéticas.

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