Expertos han planteado que la educación está desafiada por la pérdida de valor de las credenciales universitarias tradicionales, en un contexto cultural y laboral más enfocado en las competencias y habilidades que en conocimientos.

Sin duda que esas afirmaciones merecen nuestra atención aun cuando parte de esos cambios se ven reflejados en las innovaciones curriculares implementadas en los programas de estudios de la mayoría de las universidades, incluida la Universidad San Sebastián.

De acuerdo con la literatura y a la evidencia, no es clara la devaluación de las credenciales universitarias en general, ya que en un periodo influyen procesos económicos, como nuestro no crecimiento de una década, y la mayor información existente sobre las instituciones, en la cual la acreditación está jugando un rol muy importante.

También es interesante constatar que la pandemia modificó lo que se planteaba como tendencias incontrarrestables, por la renovada significación de la presencialidad, no solo en los aprendizajes, sino en otros factores culturales como la socialización, la interacción con pares y profesores, trabajo en equipo, entre otros.

Por cierto, un gran desafío es evaluar cómo las capacidades de la tecnología digital, con la Inteligencia Artificial como abanderada, cambiará el modo de trabajar en ciertas profesiones y actividades. Los ejemplos son múltiples, en los más diversos campos laborales. Posiblemente, este proceso va a requerir ajustarse con una velocidad no habitual en la educación, de todos los niveles.

Necesitamos concentrarnos en los temas de fondo de la educación superior. Llevamos enfrascados -demasiado tiempo- en aspectos periféricos al centro del quehacer universitario. Lo de fondo sigue siendo la formación con significado y relevancia, y la creación de conocimientos.

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