Los desafíos de la región de La Araucanía son mayúsculos, al considerar antecedentes relevantes como empleo, pobreza, inversión y escolaridad. Al mismo tiempo, sabemos que nuestro territorio tiene enormes riquezas en sus paisajes, sus vocaciones naturales y heterogeneidad cultural, sumado a una riqueza especial en cada una de las personas que viven en él, que son siempre el principal valor y futuro de cualquier comunidad.

Es efectivo que hay indicadores que nos preocupan y movilizan. Según datos entregados por el INE en 2021, la citada escolaridad apenas alcanza un promedio de 9,9 años, la pobreza multidimensional afecta al 28,5% de la población y los ingresos familiares superan levemente los $829 mil pesos, casi 400 mil menos que una familia de la Región Metropolitana o 500 mil comparado con grupo familiar de Antofagasta.

Lamentablemente, debemos reconocer y asumir que nuestra región se está acostumbrando a las apariciones en el fondo de todos los ránkings.

En este plano, como universidad tenemos mucho que decir y aportar para comenzar a revertir una realidad que a todos debe conmovernos, porque cada persona o familia que padece la pobreza tiene menos oportunidades de estudiar, optar un mejor trabajo, emprender, colaborar con otros o aportar al desarrollo. En resumen, tiene menos opciones de acceder a una mejor calidad de vida.

Por ello, debemos romper las brechas existentes. Lo anterior se refleja, por ejemplo, en que siete de cada diez alumnos de nuestra institución pertenecen a la primera generación en ingresar a la universidad, sumado a que actualmente contamos con un porcentaje de estudiantes provenientes del Programa de Acceso a la Educación Superior, PACE.

Nos parece fundamental el trabajo cotidiano por rescatar y poner en valor nuestra cultura ancestral, tal como lo desarrolla el Instituto Ta Iñ Pewan a través del fomento del diálogo en la resolución de conflictos, la Cátedra Fray Bartolomé de las Casas, con el aporte de información contextualizada para tener una mejor toma de decisiones. A lo anterior, sumamos al Centro de Políticas Públicas y la Dirección de Extensión Académica y Cultural, que ofrece un libre acceso a los espacios del arte y la cultura local.

Los desafíos de nuestro territorio son enormes y exigen a todos los actores dar lo mejor de sí para comenzar a salir del círculo de problemas que registramos hasta ahora, y que repercuten en todo el país.

Hemos perdido mucho tiempo, de modo que es momento de unir esfuerzos para construir un futuro mejor para todas y todos, especialmente para las nuevas generaciones de la Araucanía.

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