Durante la pandemia, nos vimos obligados a adaptarnos rápidamente a un modelo de trabajo remoto. Aunque esto trajo consigo una mayor flexibilidad en términos de horarios y ubicación, también dio lugar a una borrosa línea entre el trabajo y la vida personal. Como resultado de esto último, muchos colaboradores experimentaron altos niveles de estrés debido a la incertidumbre y la dificultad para desconectarse del ámbito laboral. Ahora, mientras nos adentramos en una nueva etapa, es imperativo que las empresas pongan la gestión del bienestar de sus colaboradores en el centro de su estrategia.
Un equipo sano, motivado y comprometido es más productivo y creativo. Por lo tanto, es crucial invertir en programas y políticas que promuevan un entorno laboral favorable para el bienestar físico y mental de cada una de las personas que integran la organización. Esto puede incluir la implementación de horarios flexibles, la reducción de la jornada laboral -adelantándose al proyecto de ley 40 horas-, programas de fidelización, la promoción de un equilibrio saludable entre la vida personal y profesional, entre muchos otros.
Asimismo, es fundamental brindar oportunidades de desarrollo personal y profesional. La sensación de crecimiento y aprendizaje continuo es un poderoso motivador y contribuye significativamente al bienestar de los colaboradores.
Por último, pero no menos importante, la flexibilidad seguirá siendo clave. La posibilidad de combinar el trabajo en la oficina con el teletrabajo, permitirá a los colaboradores adaptarse a sus necesidades y responsabilidades personales, fomentando así una mayor satisfacción laboral y bienestar general.
Este esfuerzo tiene recompensas; por ejemplo, el implementar el modelo de trabajo híbrido en Servipag ha significado un mayor compromiso, y en el último ranking Building Happiness, un 87% de los colaboradores de Servipag señaló sentirse feliz en su lugar de trabajo. Incluir la gestión de felicidad de los colaboradores como una prioridad inquebrantable para las organizaciones no solo es un deber ético, sino también una estrategia que definirá la sostenibilidad de una empresa.