Efectivamente, estas nociones se encuentran en declaraciones y convenios internacionales y nacionales sobre derechos de pueblos indígenas, como, por ejemplo, el Convenio 169 de la OIT y en la Ley Indígena. Sin embargo, el conocimiento teórico de este enfoque no ha permeado las prácticas, sobre todo dentro del contexto histórico conflictivo en el que se ha desarrollado la relación de la sociedad chilena con la mapuche. Son estas conclusiones a las que ha llegado el Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales UFRO, que, junto a un comité triestamental conformado por actores mapuche y no mapuche de la Universidad, se encuentra trabajando este tipo de asuntos dentro de la elaboración de una política de relaciones interculturales con enfoque territorial.
En dichas jornadas de trabajo, se ha argumentado que la idea de promover la interculturalidad como “una interacción entre diversas culturas” ha sido insuficiente, pues a pesar de que en Chile se han levantado distintas iniciativas en la educación superior bajo tal pensamiento, esto sólo ha significado un avance con respecto a la accesibilidad y la retención de estudiantes mapuche en los espacios académicos, pero el trasfondo sigue teniendo las mismas características: los conocimientos de los pueblos originarios siguen mirándose bajo los ojos de la academia como un objeto de estudio donde se percibe a los pueblos originarios no como una sociedad, sino que simplemente como una cultura.
Este asunto se ha problematizado hace bastante tiempo a nivel internacional. La profesora maorí de educación indígena, Linda Tuhiwai Smith, en 1996, señaló que para enfrentar este panorama es necesario entender que los protocolos culturales y valores del pueblo investigado “son factores que deben incorporarse explícitamente a las investigaciones, sobre los que hay que reflexionar y que deben declararse abiertamente como parte del diseño de la investigación”.
En ese sentido, hoy estas dimensiones éticas son llevadas a cabo por varias universidades de Canadá, donde se implementa un protocolo que considera asuntos como el consentimiento informado, el cual debe ser validado por el pueblo originario involucrado en el estudio y directrices protocolares en la propiedad intelectual de la información levantada, entre otras cosas.
Por tanto, es primordial que deba institucionalizarse la dimensión normativo-ética en contexto intercultural en la investigación académica, la cual deba incluir la participación de autoridades tradicionales y/o investigadores que pertenecen a los grupos indígenas. Esta propuesta, sería un ejemplo de cómo se podría garantizar que, en nuestro contexto regional, el pueblo mapuche sea reconocido bajo la lupa académica como una sociedad con el mismo valor que tiene la sociedad chilena.