El último reporte de Endeavor Research (2022) identifica como scaleups a aquellas empresas que crecen al menos 20% al año por tres años consecutivos en ventas o trabajadores contratados. Desde la vereda del emprendimiento, la discusión se torna algo más amplia, considerando a las scaleups como aquellas startups que lograron encontrar una solución que genere valor al mercado y a sus clientes. Llevan el negocio un paso más allá para invertir capital, optimizar su producto y sus operaciones para comenzar a crecer hasta conseguir una rentabilidad exponencial.

Cuando una startup comienza, no es rentable inmediatamente. En sus fases iniciales se suele gastar capital para validar una idea y contratar al personal necesario para desarrollar un Minimun Viable Product (MVP), que, como explica Forbes, hace referencia al prototipo para probar que la propuesta de valor tiene cabida en el mercado.

Entonces, en esta primera etapa “semilla”, los costos suelen superar a los ingresos, por lo que la empresa debe buscar los ajustes necesarios para comenzar a generar tracción en sus posibles clientes y encontrar su Product Market Fit (match entre la solución con el mercado). Una vez que se encuentra ese punto, se empieza a observar la llegada y recurrencia de los primeros clientes.

Sin embargo, todo ese proceso que recorre la startup hasta lograr el ansiado “punto de equilibrio” —que los ingresos igualen a los costos—, se conoce como el “Valle de la Muerte”, ya que, de acuerdo con investigadores de la Association for Computing Machinery (ACM), cerca del 90% de las nuevas empresas que no logran atraer capital de riesgo en sus primeros tres años, fracasan.

De acuerdo con el último reporte de Endeavor Research (2022), scaleups son aquellas empresas que crecen al menos 20% al año por tres años consecutivos en ventas o trabajadores contratados. Representan el 1% de las empresas del país y son capaces de generar el 42% de los nuevos empleos.

Sin embargo, desde nuestra experiencia vemos a las scaleups como aquellas startups que lograron encontrar una solución que genere valor al mercado y a sus clientes, y llevan el negocio un paso más allá para empezar a escalar. Esto es, invertir capital, optimizar su producto y sus operaciones para comenzar a crecer hasta conseguir una rentabilidad exponencial —que los ingresos superen ampliamente a los costos—.

Para que una startup pueda superar el “Valle de la Muerte”, el secreto está en tener cuidado con los gastos hasta encontrar el producto que realmente funciona, como lo ha hecho NotCo, Fintual, Buk y Cornershop. Siguiendo su ejemplo, lo recomendable es destinar recursos a ítems y contrataciones que son estrictamente necesarias, para luego invertir con mayor ímpetu cuando la solución ya está probada y respaldada.

En ese sentido, todo lo que se está haciendo en Chile respecto a incentivo del emprendimiento, como la Ley de I+D; fondos de inversión de riesgo, agrupados en la Asociación Chilena de Venture Capital (ACVC); incubadoras y aceleradoras de negocios, con Start-Up Chile y Corfo a la cabeza; investigación y transferencia tecnológica en las universidades, a través del Centro de Innovación UC u Open Beauchef de la Universidad de Chile, por ejemplo; es el camino correcto para seguir fomentando e invirtiendo en nuevos negocios de talla internacional para nuestro país. Sólo falta atreverse a crear las empresas que cambiarán la economía en la próxima década.

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