En mayo celebramos el día del Patrimonio, pero ¿cuántos lugares nos quedan por conocer? ¿Cuántas obras de arte todavía no podemos visitar? La premisa ante estas preguntas es si realmente existen suficientes avances en la creación de plataformas que permitan los recorridos virtuales de variados espacios patrimoniales, y si las instituciones ofrecen medios digitales que realmente nos ayuden a conocer un vasto conjunto de obras u objetos históricos.
En la mirada de Néstor García: “Si bien el patrimonio sirve para unificar a una nación, las desigualdades en su formación y apropiación exigen estudiarlo también como un espacio de lucha material y simbólica entre las clases, las etnias y los grupos. Este principio metodológico corresponde al carácter complejo de las sociedades contemporáneas”.
Si bien surge una discusión sobre las diferencias y oportunidades en el ámbito educacional y el acceso a los medios virtuales para la formación del aprendizaje, también plantea algunas brechas de aproximación a recursos y fuentes patrimoniales en una comunidad globalizada mundial -como visitas de museos, archivos digitales o plataformas virtuales con contenidos multimedia y didácticos.
Esta situación nos conduce a reflexionar si debemos naturalizar la desigualdad en el acceso al conocimiento patrimonial. La lucha material muchas veces se puede entender como parte de las oportunidades de enfrentarnos al conocimiento de la herencia cultural considerando las diferencias entre un país desarrollado o en vías. Esto, en consecuencia, se vincula también al campo de la educación y la posibilidad de acceder a los recursos virtuales que nos acercan a la cultura. En concreto, la tecnología y digitalización de procesos patrimoniales, artísticos y culturales debe verse como un aliado para potenciar la difusión de contenidos que enriquezcan el pensamiento de la sociedad.
Al reflexionar sobre el día del patrimonio, pienso en mis estudiantes de historia del arte y gestión patrimonial, quienes muchas veces manifiestan su interés por conocer obras distantes a nuestro país, y que como académica me impulsa a buscar distintos medios virtuales para acercar dichas manifestaciones visuales a su formación. Sin duda, resulta fundamental que las instituciones, tanto la ICOM como la UNESCO, entre otras instituciones vinculantes a la difusión del patrimonio, puedan ampliar los medios de las visitas virtuales para una globalización tecnológica en cuanto al saber patrimonial y cultural.