En muchas partes del mundo, estamos viendo un resurgimiento de los movimientos políticos extremos, y en muchos casos, estos grupos están ganando terreno en las elecciones. El peligro de esta tendencia es que, tanto la extrema derecha como la extrema izquierda, comparten una característica común: su afán de imponer sus ideologías, no solo en la vida pública de las personas (lo que es normal en toda agenda política) sino también en la vida privada de las personas. Ahí es cuando aparecen agendas sin respetar las libertades individuales y los derechos humanos.
La victoria de alguno de ellos en las elecciones constitucionales podría significar un peligro para las libertades individuales y los derechos humanos de los ciudadanos. La extrema derecha suele tener una postura autoritaria y discriminatoria, mientras que la extrema izquierda tiende a imponer su agenda mediante la eliminación de las libertades económicas, la limitación de la propiedad privada y también de la libertad de expresión.
Además, la victoria de estos grupos podría llevar a una polarización aún mayor en la sociedad, con el consiguiente riesgo de violencia y conflictos sociales. Es importante recordar que la democracia es un sistema que depende de la convivencia pacífica y la tolerancia de las diferentes opiniones y creencias.
En resumen, la victoria de los extremos políticos en las elecciones legislativas podría poner en peligro las libertades, pero todas las libertades. Es por eso que quienes creemos en la triada de libertad, igualdad y fraternidad, tenemos que estar atento al proceso constitucional y no ver limitada nuestra participación en los espacios tradicionales.
Es necesario hacer un esfuerzo real si en verdad nos llamamos defensores del derecho más básico de todos: El que todas las personas puedan buscar su propia felicidad.