El Día Mundial de la Salud, que se celebra todos los años el 7 de abril, se centra cada año en un tema de salud pública específico. El tema de este 2023 es “Salud para Todos”, en el contexto de que OMS celebrará su nuevo aniversario bajo el lema “75 años mejorando la salud pública”.
En 1948, los países del mundo se unieron y fundaron la OMS para promover la salud, preservar la seguridad del mundo y servir a los vulnerables, de modo que todas las personas, en todas partes, pudieran alcanzar el más alto grado de salud y bienestar. Este año tenemos la oportunidad de celebrar éxitos evidentes de la salud pública, que han mejorado la calidad de vida de millones de seres humanos, y de reflexionar sobre los cambios en la estructura, gobernanza y herramientas que la OMS requiere para poder cumplir cabalmente el rol de autoridad sanitaria global.
La pandemia de COVID-19, señaló grandes debilidades para conducir la mayor emergencia sanitaria de los tiempos actuales. Los países actuaron de manera egoísta, se acapararon vacunas e insumos esenciales, los países más pobres más que nada fuimos objeto de experimentación y de limosna. Claramente, la institucionalidad de OMS no dio el ancho. Esta dura realidad no permite complacencia. Es el momento de sacar lecciones y desde allí, desde la evidencia, plantear reformas profundas.
Por otra parte, que lejos estamos de “Salud para Todos”, un lema surgido hace ya más de 40 años por los líderes del mundo en Alma Ata. Es cosa de ver las grandes e injustas diferencias en el acceso a servicios de salud oportunos y de calidad. La salud en nuestro país aún no es un derecho para la gran mayoría de chilenos, por ello aún no es para todos.
En estos días se ha estado debatiendo sobre las isapres y las consecuencias financieras que un fallo de la Corte Suprema ha colocado sobre la sostenibilidad de dicho negocio. Es curioso, que en un país donde el 82% de la población tiene grandes dificultades para un acceso digno (es cosa de ver las listas de espera), el debate esté centrado en la suerte de una industria que vende seguros para el 18% restante. Quizás esto explica las dificultades para reformar la salud en Chile, ya que la única preocupación real está en lo que les suceda a las élites. Así jamás lograremos “Salud para Todos”.