Si hablamos de desarrollo sostenible y de las grandes tareas pendientes, uno de los temas clave es el reciclaje. Es común referirnos a las normativas, la poca conciencia ciudadana, la escasa información disponible y los problemas de infraestructura, sin embargo dejamos de lado un aspecto crucial: la tremenda labor que cumplen los recicladores de base.
Este grupo de hombres y mujeres que llevan realizando esta labor hace décadas, dedican su tiempo completo a recuperar materiales desde la calle para darles nueva vida; son protagonistas dentro del tránsito a la economía circular.
Según la OIT, más de 20 millones de personas en el mundo se dedican a este oficio, mientras que en Chile los cálculos apuntan a unas 60 mil. Tan relevante es la tarea que ellos realizan, que sólo en nuestra planta recibimos de ellos más de 67 toneladas de plástico PET durante 2022, que en lugar de acumularse como basura en rellenos sanitarios fue transformado en materia prima para nuevos envases.
Lo paradójico es que siendo ellos el punto de partida del reciclaje, su trabajo sigue siendo poco reconocido y las condiciones en que lo desarrollan, si bien ha mejorado, aún presenta grandes brechas. La ley REP es un avance, ya que los reconoce como actores principales de la cadena, contemplando su certificación, formalización e inscripción en un registro nacional.
No obstante, aún queda mucho por avanzar y en eso no sólo las políticas públicas, sino también las empresas debemos ser proactivos. Destacar e incentivar esta función, especialmente en zonas extremas donde la recolección, separación y acopio de materiales suele ser más compleja. Este es el primer paso.
En este Día Internacional del Reciclador de Base tomemos conciencia sobre la relevancia de reconocer y visibilizar a este grupo de héroes del medioambiente, que trabajan incansablemente desde el anonimato. Impulsemos a nivel público y privado las mejoras necesarias su trabajo, en términos sociales y económicos, dignificando una labor que, en definitiva, va en beneficio del planeta entero.