Señor Director,
Uno de los desafíos más importantes al que nos enfrentamos y debemos resolver en Chile y todo el mundo corresponde al de las brechas de género en las áreas formativas. Datos del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género revelan que tan sólo una de cada cuatro mujeres que se matriculan en la educación superior ingresan a carreras relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus sigla en inglés).
Este año, tras la entrega de resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), recibimos con alegría las noticias de universidades que informaban un alza en los ingresos de mujeres en estas áreas de estudios. Si bien su composición final recién será conocida en los próximos meses, este primer paso nos brinda luces de esperanza.
Tal y como lo plantea la Organización de las Naciones Unidas, alcanzar la igualdad de géneros, el apoyar y empoderar a mujeres y niñas, no pasa tan solo por un tema económico de los países, sino que es una materia fundamental para progresar y cumplir con las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El poder contar con más mujeres y niñas en áreas de ciencias, sin dudas es clave no sólo por los aportes que pueden realizar dentro de la comunidad donde brindan una mirada con enfoque de género en carreras históricamente masculinizadas, sino que además con su participación se disminuyen las grietas en sectores subrepresentados, llevando a replantear normativas y estructuras desde la educación formal y cuyos resultados finales se verán expresados en el mundo profesional del mañana, donde podremos contar con un futuro no sólo económicamente viable, sino más inclusivo y sostenible en el tiempo.