La importancia de enseñar pensamiento crítico e innovación mediante la educación STEM (el acrónimo en inglés de cuatro materias, ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas) en un enfoque de aprendizaje aplicado en la escuela es unánime.
Esto no es solo teoría, la educación STEM cruza todo el currículo escolar con contenidos de pensamiento lógico y resolución de problemas que permite a los estudiantes desarrollar hábitos mentales que les ayudarán a tener éxito en cualquier campo de la vida. Para alcanzar a todos los estudiantes, la educación STEM requiere aplicación universal.
Israel posee hoy un sistema educativo público de alcance universal, gratuito y de alta calidad. De hecho, el 99 por ciento los escolares acuden al sistema estatal. Desde el inicio del establecimiento del Estado en 1948 el parlamento introdujo una “ley de educación obligatoria y gratuita”, como opinó David Ben Gurion. Al día de hoy, en Israel, el porcentaje del PIB en gasto en instituciones de educación primaria es uno de los más altos entre los países de la OCDE y las economías asociadas.
El resultado de este sistema es una economía basada en un ecosistema de innovación más inclusivo, con énfasis en mujeres y minorías en su sector de alta tecnología. Israel tiene cerca de 4 mil empresas start-up activas, un número solo superado por los EE.UU., y la mayor cantidad de ‘unicornios’ per cápita. Israel ocupa el tercer lugar OCDE por la calidad de sus institutos de investigación científica y lidera la categoría de porcentaje de investigadores (número de becarios de I+D en relación con la población).
Hay diferentes Instituciones que inspiran carreras STEM, por ejemplo, el Instituto Weitzman, realiza anualmente un concurso internacional para jóvenes en física. El torneo se compone de un juego en que equipos escolares desarrollan una cerradura con mecanismos basados en principios físicos, y el desafío es que cada grupo intenta descifrar la cerradura de los otros equipos, y evitar que abran el propio. Los ganadores por país se reúnen anualmente en el Torneo Internacional de física en el Weitzman en Rehovot. Se trata de un proyecto interdisciplinar, que impulsa trayectorias, y que buscamos extender para alumnos de educación media de Chile con apoyo del Ministerio de Educación.
Es que vivir en el mundo moderno requiere altos niveles de colaboración y obliga que la educación STEM sea además de efectiva, inclusiva. Por eso durante los últimos meses especialistas israelíes y chilenos compartido e intercambiado sus mejores prácticas para fortalecer el sistema de educación chileno.
Por ejemplo, en 2022 se destacó el impulso de investigación y divulgación científica que realizan la Universidad Católica de Temuco con la Universidad Ben Gurion de Beersheva. Por una parte, una misión de investigadores chilenos realizó gira tecnológica en Israel y reforzó la cooperación con el Centro de entrenamiento en agricultura avanzada Ramat Negev y el célebre Instituto Volcani de Investigación Agrícola. Por la otra, en Talca y Temuco los profesores Noam Weisbrod, experto mundial en escasez de agua y manejo eficiente de agua y Raz Jellinek, vicepresidente de transferencia tecnológica realizaron una estadía donde impulsaron la relación entre enseñanza de pregrado, investigación avanzada, y la participación del Gobierno Regional y las empresas de la zona ligadas al riego.
De igual modo, días atrás visitó la Universidad del Desarrollo, el decano de la escuela de trabajo social de la Universidad Hebrea de Jerusalén, profesor Asher Ben-Arieh. El profesor, una autoridad global en el tema del bienestar de niños y adolescentes, presentó el modelo israelí basado en la comprensión que los niños son seres humanos activos por propio derecho durante toda su infancia, y que la infancia es también una etapa en sí misma. Un modelo en el que se capacita desde estudiantes de pedagogía hasta jueces de la Corte Suprema. En el encuentro Ben Arieh junto a expertos locales de la academia y la JUNJI buscaron trabajar en indicadores de estándar de vida digna para los niños.
Semanas atrás, la profesora Rita Khoury, una árabe-israelí de Nazaret, presentó Santiago y Viña del Mar el modelo israelí que aborda la integración a través de experiencias en la aplicación de estrategias de aprendizaje para estudiantes neurodiversos con TDAH Y TEA, un esfuerzo que impulsa la Facultad de Educación de la Universidad Andrés Bello con mucho éxito. En ese marco, meses atrás, la Dra. Mona Khoury-Kassabri, vicepresidenta de la Universidad Hebrea también trabajó con dos universidades, una pública y otra privada la experiencia israelí sobre el aumento del acceso a la educación superior israelí para grupos subrepresentados; la profesora, también árabe israelí, realizó talleres sobre formas de abordar la violencia escolar, el ciberacoso, la delincuencia juvenil y la violencia política en el aula.
Los eventos recientes como la pandemia o el cambio climático, solo han reforzado la importancia de impulsar las habilidades tecnológicas. Por ejemplo, el Programa Satelital Escolar que desarrolla el Mineduc en 22 escuelas cuenta con la colaboración de Fundación Ramon, que toma el nombre del primer astronauta israelí Ilan Ramón, la realización de talleres de diseño de instrumentos y análisis de imágenes satelitales.
Hace unos años tres jóvenes israelíes compitieron por el Lunar Xprize de Google, que desafió a investigadores a intentar aterrizar una nave espacial no tripulada en la Luna. Los competidores israelíes fueron el único equipo que llegó a la luna con el Beresheet (Génesis), el satélite más pequeño y con el presupuesto más bajo de la historia espacial. Este tipo de proyectos inspiran a generaciones enteras y suman entusiasmo por adquirir habilidades STEM.
Pensar en las relaciones entre Chile e Israel en educación, ciencias y formación vocacional es imaginar un futuro posible, y por eso estamos trabajando para que la colaboración en energías, medio ambiente y espacio sea significativa para todos. Como en el caso de los proyectos de cooperación satelital y espacial, donde siempre el componente más importante será el educativo.