Sustentabilidad. Muchas veces nos hemos encontrado con este concepto aplicado a tantas cosas de nuestro diario vivir que llega a confundirnos, pero entendemos que tiene que ver con medio ambiente. Esto no es errado, pero es una mirada incompleta, ya que el desarrollo sustentable de un país no busca tan solo beneficiar la relación de lo que hacemos y lo que no con el entorno y los recursos naturales asociados a una industria, producto, servicio o política pública o privada, sino que es un equilibrio de esto con lo económico y lo social.
Es más complejo y difícil de diseñar e implementar de lo que uno cree, ya que el tiempo disponible no es infinito para realizar estos cambios y la única forma de llegar a buen puerto con esta misión, es que las personas que participan en el proceso, desde los que los lideran hasta los que tienen que ejecutar en el día a día estos cambios, deben estar muy bien preparados. Es decir, todos ellos necesitan educación y formación.
Para entender mejor la relación entre sustentabilidad y educación, hay que llevarlo a un ámbito concreto, aplicándolo al rubro inmobiliario y de la construcción. Si un edificio de viviendas o un mall, por ejemplo, quiere ser sustentable, debe desde la etapa del diseño trabajar con todos sus proyectistas y especialistas, de tal forma que puedan tomar buenas decisiones y a un costo razonable. Para eso deben estar al tanto de las innovaciones tecnológicas de su rubro (arquitectura, electricidad, agua potable, clima, etc.) y a la vez tener la capacidad de trabajar en equipo entendiendo las complejidades de los otros proyectos. Vital en este punto es que los arquitectos sepan evaluar la demanda de energía del inmueble que diseña. He ahí un primer desafío.
Vamos ahora terreno, a la faena misma. ¿De qué sirve diseñar algo que luego se construirá de manera incorrecta? En las obras de construcción en Chile son muy pocos los que tienen un grado de formación técnica o profesional, lo que de cierta forma es perjudicial, ya que casi nadie en terreno está preparado para leer documentación técnica que permita adaptar o mejorar los proyectos y mucho menos innovar con nuevas tecnologías. Esto evidencia la falta de capacitación de los trabajadores, materia sobre la cual las empresas deberían invertir. He acá un segundo desafío.
La sustentabilidad y la educación son factores que van de la mano y no aislados, por lo cual es clave empezar a avanzar en la unificación de ambos conceptos con el fin de crear un producto rentable y amigable. En el caso de la construcción, este proceso se torna fundamental si alguna vez aspiramos a cohabitar en lo que se conoce como smart city, es decir, una ciudad inteligente.