La violencia en nuestro país solo escala y sin duda es el tema número uno que preocupa a los chilenos. Violencia en el estadio, en las calles, autopistas, en las propias casas, en los conciertos, en los tratos que nos damos, dentro de las propias familias y en los colegios.

Estamos frente a problemas de “convivencia escolar” que según los establecimientos educativos ha llegado a niveles jamás vivenciados. Alumnos golpeándose, maltratándose y con un grave deterioro en su salud mental.

Pero claro, si hoy están expuestos constantemente a ver, escuchar y vivir violencia, ¿Cómo esperamos que ellos no la hagan suya? Existe un mensaje que dice que “tus hijos aprenderán de tus actos, no de tus dichos”. Hoy cobra más sentido que nunca.

Cuando un niño actúa de forma violenta es porque probablemente en su entorno existen malos tratos, falta de cuidado o simplemente invisibilidad. Urge trabajar preventivamente, promoviendo y protegiendo el desarrollo social y emocional de los niños desde que nacen. Reparar es caro, pero sobre todo, es doloroso.

Llamamos a la autoridades a no solo preocuparse, sino a “ocuparse” con medidas efectivas que condenen y aborden la violencia; invitamos a los colegios a apoyar a sus alumnos y que acortar la jornada escolar no sea una solución; pedimos a las familias que no olviden nunca que el hogar es la primera escuela y que ellos son y serán siempre los primeros educadores de sus hijos, e interpelamos a la comunidad a no tolerar nunca más actos violentos de los unos a los otros.

Alto al fuego, pañuelo blanco y un nuevo trato social para que, por nuestros hijos y por todos nosotros, volvamos de una vez a convivir en nuestra dulce patria.

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