Ayer en una columna en este medio, Gael Yeomans y Andrés Giordano Salazar, hacen una serie de aseveraciones incorrectas sobre el sistema de pensiones chileno. Con esto plantean defender la, aún desconocida, propuesta del Gobierno.
Señalan que el sistema chileno, “es el único en el mundo donde la capitalización individual es el único pilar contributivo”. Sería bueno que vean cómo funcionan los sistemas de Australia y Dinamarca, entre otros. Estos dos países con sistemas de pensiones de excelencia tienen un sistema muy similar al chileno, donde los trabajadores hacen su contribución a planes de capitalización y el Estado, mediante rentas generales, se hace cargo del pilar solidario.
Los diputados continúan y establecen que la capitalización es un “negocio redondo” para los grandes grupos económicos, lo anterior, es no entender cómo funcionan las inversiones. La gestión de los ahorros previsionales ha hecho que el 75% del ahorro para la vejez provenga de la rentabilidad, mientras que el 25% restante son los aportes del trabajador. A todas luces, esto parece un hecho positivo para los trabajadores.
Decir que los más afectados por la capitalización individual son los trabajadores informales, es de una desinformación profunda. En cualquier sistema de pensiones, ya sea de capitalización o reparto, estatal o privado, la pensión contributiva va a depender de los aportes realizados. Es decir, en cualquier sistema de pensiones donde no se cotiza, las pensiones van a ser paupérrimas. Incluso, en los sistemas de reparto, si los trabajadores no logran un mínimo de años cotizados (15, 20 o 30 años dependiendo del país) su pensión es cero, y todas las contribuciones que lograron hacer se destinan a pagar las pensiones de trabajadores con larga trayectoria laboral, los de mayores sueldos. Por esta razón es necesario promover la formalidad laboral para asegurar que todos los trabajadores estén cubiertos.
Si en esta reforma previsional vamos a llevar adelante un proyecto que va a implicar el 6% del salario de todos los trabajadores, es necesario estudiar bien el tema y las causas de las bajas pensiones, anteponiendo la evidencia y los datos a los eslóganes e ideologías.
Matías Pablo, Economista del Observatorio Perspectivas.