Conmemoramos el Día del Profesor y Profesora, momento oportuno para celebrar y sobre todo agradecer.
Reconocer a los 251.380 docentes que ejercen en el sistema educacional chileno, de los cuales el 74% son mujeres, el 61% tiene entre 25 y 44 años, y se desempeñan en establecimientos particulares subvencionados (44%), municipales (39%) y otras dependencias (17%), de acuerdo con datos del Centro de Estudios Mineduc de marzo 2022.
Estos números tienen rostro. Son personas que han debido lidiar con un contexto que no está incorporado en ningún programa de formación docente: una pandemia mundial; una urgente y, en la mayoría de los casos, autodidacta adaptación y autogestión en el uso de tecnologías para mantener cierta continuidad de los aprendizajes, estudiantes desmotivados y afectados intelectual y psicológicamente, apoderados descolocados y sus propias vidas personales colapsadas.
A esos más de 250 mil docentes, gracias. Estoy segura de que Gabriela Mistral hubiese estado muy orgullosa de ustedes. Pienso en aquellos que se desempeñan en zonas rurales y que hicieron el máximo posible por atender alumnos con baja conectividad, recorriendo en ocasiones extensos territorios, convirtiendo espacios abiertos en escuelas al aire libre, tal como hacía nuestra Premio Nobel en sus años de profesora.
La tarea por recuperar aprendizajes continúa y nuestros maestros saben la gran responsabilidad que tienen en ello. Están conscientes que las experiencias de aprendizajes de sus alumnos serán la base para su desarrollo posterior, otorgándoles mayores oportunidades y posibilidades de aprender, acortando definitivamente las brechas socioeconómicas.
Los escenarios de aprendizaje pueden combinar perfectamente lo formal con lo informal; la autonomía del estudiante se impone de manera personalizada, efectiva y productiva; los contenidos están inmersos en procesos que desarrollan destrezas exportables a cualquier situación futura posible, no debemos perder de vista los aspectos emocionales de nuestros estudiantes y el uso de nuevas tecnologías llegó para quedarse.
Sobre sus hombros se suma esta gran responsabilidad, pero a diferencia del tiempo prepandémico, hoy cuentan con un mayor apoyo de las familias que en pandemia visibilizaron y valoraron la tremenda labor que cumplen a diario. Qué mejor que celebrar a nuestros maestros recordando un proverbio japonés que describe magistralmente su importancia: Mejor que mil días de estudio diligente es un día con un gran maestro. ¡Muchas felicidades a todos los maestros en su día!