A propósito del anuncio gubernamental por la fecha de votación del proyecto de ley que rebaja la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales (este próximo 19 de octubre en la comisión del Trabajo y Previsión Social del Senado), los gremios de trabajadores y empresarios han instalado nuevamente en el debate público su posición sobre cuáles y cómo debieran ser los mecanismos de flexibilidad y adaptación en favor de los grupos participantes.
En este contexto, uno de los temas más discutidos ha sido el de la productividad. Según un ranking de la OCDE, que mide precisamente este ítem, de los 39 países integrantes, Chile ocupa el lugar 36, ubicándose de esta manera como uno de los países que más horas trabaja, pero que menos produce. La lista es liderada por Luxemburgo, Noruega, Dinamarca, Suiza y Bélgica, naciones donde los trabajadores doblan en productividad a los chilenos e incluso con jornadas laborales que no superan las 40 horas y en algunos casos, las 35.
Si bien la productividad se explica por múltiples variables, hoy en el mercado existen nuevas formas y dinámicas para aumentar la eficiencia laboral; se habla por ejemplo de Lean Management, metodología que persigue una mayor eficiencia en la gestión de recursos; asimismo, del incentive marketing, una tendencia originaria de Estados Unidos, donde los incentivos no monetarios estiman una inversión anual de 176 BUSD, lo que significa cerca del 0,8% del PIB de ese país, según consta el reciente informe de Incentive Federation.
En SAWA contamos con un software que permite aumentar la productividad laboral de las empresas desde un 5% hasta un 20%. Nuestra plataforma tiene más de 17 mil usuarios (trabajadores de diferentes rubros, como retail, banca, seguros, automotriz, telecomunicaciones y otros) y un catálogo para canjear “premios” con más de 3 mil productos, entre ellos electrodomésticos, libros, patines y hasta viajes. El proceso funciona adaptando el software de acuerdo a los perfiles y objetivos de una empresa determinada, donde al igual que en un videojuego, cada trabajador o trabajadora tiene su propio avatar digital, convirtiéndose en un usuario que pasa etapas, logra misiones y canjea puntos para recibir recompensas a medida que cumple metas laborales.
El impacto de la gamificación se ha estudiado en profundidad; su éxito ocurre porque los juegos y la emoción de alcanzar una meta generan sensaciones y estímulos positivos, algo que en la ciencia llaman la liberación de diferentes neurotransmisores, como la dopamina, hormona denominada “de la felicidad y el placer” y que aumenta su producción al recibir recompensas. En relación a nuestro tema, este mismo estado es precisamente el que experimenta el capital humano gracias a los incentivos, la satisfacción y el reconocimiento.
Puntualizando, cabe mencionar que para que un proceso de gamificación laboral sea exitoso, es necesario organizar correctamente el juego, establecer metas desafiantes, pero alcanzables, ya que, de lo contrario, la persona considerará imposible cumplir con lo enmendado, sintiéndose al final más frustrada que con agrado.