Durante estos días, Naciones Unidas celebra la Semana del Espacio, que busca destacar las contribuciones de la ciencia y la tecnología espaciales a la mejora de la condición humana. Como territorio que alberga una de las mejores condiciones de observación de los cielos a nivel mundial, Chile no puede ser ajeno a ello.
Más de 160 años de tradición tiene la astronomía en Chile y podemos decir con orgullo que se espera que al 2030 alberguemos cerca del 70% de la capacidad astronómica mundial. Lo más potente es que esto va mucho más allá de la ciencia, ya que conocer y estudiar el espacio es uno de los caminos más efectivos para lograr el tan ansiado desarrollo sostenible, permitiendo medir el cambio climático, identificar zonas de contaminación en la tierra y en el mar, apoyar la producción de alimentos en los países más vulnerables, entre muchos otros ejemplos. Así justamente lo ha señalado la ONU: de las 169 metas que forman los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, 65 se benefician directamente de los satélites de observación de la Tierra y otras tecnologías relacionadas.
Esta oportunidad constituye un enorme desafío para Chile y especialmente para las Universidades que deben dar cabida y fomento al desarrollo de capital humano avanzado y de investigación en este campo. Según los últimos datos de la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias), hay 172 académicos trabajando en instituciones chilenas, un número esperanzador considerando que en 2005 apenas llegábamos a los 40.
Los cielos más claros de la tierra cubren el país de sur a norte y es nuestra responsabilidad capitalizar este regalo de la naturaleza. Hoy podemos ser protagonistas y aprovechar nuestra ventana al Universo, transformándola en respuestas a las grandes interrogantes de la humanidad.