Comienzo este análisis desde la descripción y tratamiento de las historias, desde estos tres factores que los componen: personajes, tramas y contexto. Ninguno de estos tres factores es el más importante por sí solo. Para que una historia pueda funcionar bien, estos factores deben tener una sinergia entre ellos.
Los personajes han de tener un desarrollo coherente con el contexto y la trama en la que se ubiquen. Este desarrollo debe ser coherente para el espectador, el cual debe comprender como un personaje logra pensar y sentir como lo hace.
Además, este desarrollo, ha de estar íntimamente asociado a los propios desafíos psíquicos del espectador, como este, lidia con estas mismas emociones y dilemas, aunque en situaciones menos polarizadas (como maneja su ira lo más probable no hará que una ciudad sea destruida, como en la historia de Naruto). Las historias suelen caricaturizar un poco las características de los personajes, porque han de mostrar en ellos lo que sea útil para la historia.
Un buen ejemplo es en la película del Joker, donde el desarrollo de personaje es tan claro, que el espectador incluso logra empatizar con la ira, destrucción y disrupción del personaje principal.
Con respecto a la trama, el objetivo de esta debe sintonizar con los desafíos vitales, psicológicos y hasta culturales del espectador. La trama se asocia al aprendizaje que quiere entregar la historia, nos debe abrir el apetito de comprender lo que está ocurriendo, encender la curiosidad de como será el desenlace de esta historia, y que este, esté en sintonía con los valores que el espectador defiende.
Si la trama muestra como una familia de leones se “sobrepone a la vida salvaje”, nos dará alivio ver como ellos superan los desafíos de encontrar seguridad, comida y una vida tranquila (que es lo que nosotros valoramos). Pero si la trama quiere mostrar la historia de una familia de Cebras, en la historia nos causará rechazo que un león se las coma y la historia finalice así. A no ser que la trama busque poner como enfoque (por ejemplo) “como se sobrepone la Cebra bebé con la muerte de sus padres”, o bien, busque mostrar “el sinsentido de la vida” para un grupo espectador que defienda ideas existencialistas.
Si la trama es muy rígida, en donde el valor que se pretende pregonar es muy obvio, o es contrario a lo que busca el público objetivo, esto puede terminar percibiéndose como algo forzado y predecible. Por ende, aburrido. Como nos pasa cuando observamos que incluyen un personaje de alguna minoría, y ya predecimos que la historia se enfocara en como este supera adversidades para ser aceptado. Lo que el público suele llamar “inclusión forzada”.
Y si la trama es muy laxa, puede dejar una sensación de confusión, de no saber hacia donde va la historia. Como nos ocurrió con Batman vs Superman…. ¿Cuál era el objetivo de la historia contada? Nadie lo sabe.
Por último, en el tema del contexto, este puede ser fantasioso o realista, pero lo que de verdad importa es que sea coherente con lo que viven los personajes y la trama presentada. Que él contexto presente desafíos interesantes para los personajes y que sea en sí mismo un personaje más. Cómo ocurren en la primera película Matrix, donde el contexto es post apocalíptico y la simulación digital de la realidad. Nos da curiosidad como una persona normal (Neo) reacciona al darse cuenta que toda su vida es una mentira. Algo similar que nos ocurrió con The Truman Show.
Hay contextos tan pobres que solo son una fachada para lo que les ocurre a los personajes, un relleno más, como nos pasó con Crepúsculo, con todo un contexto de historias míticas entre hombres lobos y vampiros en el mundo real, sin embargo, poco se desarrollo esto y se centró más en una historia de dependencia amorosa bastante simple (que además nada tuvo de desarrollo de personajes).
En resumen y en mi opinión, son estos tres factores bien trabajados internamente, como también entre ellos, lo que determinarán si una historia es atractiva para las multitudes. Cabe destacar que todos estos factores son subjetivos y siempre están enlazados con el espectador. Es decir, que la historia no puede estar separada de lo que le pasa al espectador; por ende, no puede estar distanciada de los valores que son figura en nuestra actualidad. Las historias han de evolucionar constantemente como lo hacen las sociedades. Es por ello que las recetas mágicas se agotan y quedan obsoletas después de unos cuantos éxitos. Incluso, lo que antes era ovacionado, hoy es criticado duramente por lo que dictan los valores hegemónicos actuales.