Si de innovación se trata, las mujeres chilenas están dejando la vara alta a nivel internacional. Así lo ratificó el reporte Mujeres Inventoras 2022, que arrojó que Chile está entre los países OCDE con mayor equidad de género en solicitud de patentes.
En concreto, los requerimientos liderados por ellas alcanzaron el 26% del total, creciendo un 5% respecto a 2021 y superando además el promedio mundial en 9 puntos. Se trata, sin duda, de excelentes noticias, más aún considerando que casi el 60% de las iniciativas proviene de estudiantes universitarias.
Sin perjuicio de este avance, es inngeable que tenemos mucho por mejorar. En Chile, de acuerdo a la Radiografía de Género del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, sólo el 34% de las mujeres son investigadoras y apenas el 40% está trabajando en I+D, ya sea a la cabeza de un proyecto o bien como parte del equipo.
Mejorar esa realidad y fomentar la equidad en todo ámbito debe ser una meta país y su motor tenemos que ser las universidades. Las casas de estudio estamos llamadas a adoptar un compromiso serio, con planificación e indicadores, que no sólo den cuenta de la prioridad que esto representa, sino que apunten a mantenerlo en el tiempo. Si no lo incorporamos en la formación y en cada etapa de la gestión educacional, no podemos esperar ningún cambio cultural.
En un mundo que cambia vertiginosamente, a partir de nuevas tecnologías que convergen entre sí, la mirada de la mujer es clave. Fomentemos las instancias necesarias para que su mirada no quede fuera, para que sus innovaciones vean la luz y para que ellas sean cada vez más las grandes fundadoras de las ideas de hoy y mañana.