Atrás quedaron los tiempos en que el metaverso era considerado un espacio exclusivo para la entretención. Si bien gran parte de su desarrollo masivo se lo debemos a los videojuegos, hoy ya tiene múltiples plataformas científicas, productivas y educativas.
Sin ir más lejos, somos creadores de MINVERSO, el primer metaverso minero en América Latina, y que nos ha permitido desarrollar espacios virtuales donde podemos recrear con precisión milimétrica el cambio de un neumático o el arreglo de una cinta transportadora.
Pero lo nuestro es la punta del iceberg de lo que se viene. El desarrollo del metaverso implica que en unos pocos años más parte importante de nuestra actividad cotidiana la realizaremos en realidad inmersiva. Ya no es una moda entre geeks, sino que hechos concretos.
Facebook ya dio el primer paso y el más popular, y no pocos pronostican, como Gartner -consultora extranjera especialista en el área- que para el 2026 el 25% de las personas pasarán a lo menos una hora en metaverso, para educarse, hacer sus compras o hacer transacciones financieras, aparte de divertirse.
¿Esto es algo imposible? Para nada. Solo en Chile tenemos más de 16 millones de personas conectadas a redes sociales y hay más de 25 millones de dispositivos móviles -más que la población total-, algo impensado hace una década. E incluso muchos se preguntan cómo nuestros padres pudieron criarnos cuando no existían teléfonos celulares o mensajería.
Hoy eres prácticamente un alienígena -o alguien que vivió aislado del mundo- sino cuentas con WhatsApp o no chateas por Instagram, que incluso ha desplazado al mail como el sistema de comunicación formal e informal.
No obstante, una de las aplicaciones en el metaverso donde surgen más dudas es la financiera. Claro, hoy las nuevas generaciones casi no conocen la fila de un banco y en pandemia los bancos se vieron obligados a disminuir prácticamente al mínimo sus servicios presenciales. Pero la virtualidad ha avanzado a niveles tan elevados que hoy ya se vuelven parte de la jerga habitual conceptos como blockchain, criptomonedas o NFT’s.
De esta manera, hay una mayor conexión entre los mundos financieros, virtual y físico, con sus enormes ventajas pero también desventajas, pues se vuelve una condición sine qua non el contar con una forma segura y simple de autentificar la propiedad de estos activos con los que nos relacionaremos cotidianamente en el mundo virtual. Dicho de otro modo, necesitamos sentirnos seguros transfiriendo estos artículos y dinero alrededor del metaverso.
Por eso, en un ánimo de desempeñar un papel activo en la toma de decisiones que tiene lugar en el metaverso, considerando que éste constituirá gran parte de nuestras vidas, queremos abordar lo que, a nuestro juicio, son aspectos clave para tener un metaverso que sea seguro.
Primero, es esencial una prueba digital de propiedad: al poseer una billetera con acceso a tus claves privadas, puedes probar instantáneamente la propiedad de la actividad o un activo en la cadena de bloques (blockchain). Una wallet (billetera) es uno de los métodos más seguros y sólidos para establecer una identidad digital y prueba de propiedad.
Además, la creación de una billetera está abierta a cualquier persona en todo el mundo en blockchains públicos. A diferencia de una cuenta bancaria, no necesita pagar ningún dinero o proporcionar algún detalle. Esto lo convierte en una de las formas más accesibles de administrar las finanzas y una identidad digital en línea.
Un segundo aspecto son los coleccionables digitales: así como podemos establecer quién posee algo, también podemos demostrar que un artículo es original y único. Para un metaverso que busca incorporar más actividades de la vida real, esto es fundamental. A través de NFT, podemos crear objetos que son 100% únicos y nunca pueden ser copiados exactamente o falsificados.
Además, un metaverso necesitará una forma de transferir valor de manera segura en la que los usuarios confíen. Las monedas de los videojuegos multijugador son menos seguras que las criptomonedas en una cadena de bloques. Si los usuarios pasan mucho tiempo en el metaverso e incluso ganan dinero allí, necesitarán una moneda confiable.
La gobernanza es otro detalle a considerar: la capacidad de controlar las reglas de tu interacción con el metaverso, también debería ser importante para los usuarios. En la vida real, podemos tener derecho de voto, elegir líderes y gobiernos. Pues bien, el metaverso también necesitará formas de implementar un gobierno justo, y blockchain ya es una forma comprobada de hacerlo.
Finalmente, está la interoperabilidad: la tecnología blockchain mejora continuamente la compatibilidad entre diferentes plataformas. Proyectos como Polkadot (DOT) y Avalanche (AVAX) permiten crear cadenas de bloques personalizadas que pueden interactuar entre sí. Un solo metaverso necesitará conectar múltiples proyectos, y la tecnología blockchain ya tiene soluciones para esto.
Qué duda cabe, la construcción del metaverso está a la vuelta de la esquina, pero para ello necesitará el soporte tecnológico que potencie el relacionamiento y brinde de la seguridad necesaria para disponer de una plataforma confiable. Y para eso estamos a solo un par de clics de distancia.