La posición de ministro de Hacienda siempre ha ejercido una especial fascinación en los chilenos. Desde Manuel Rengifo, pasando por Gustavo Ross, Sergio de Castro, Hernán Büchi, hasta Alejandro Foxley y Andrés Velasco. Tendemos a recordar (para bien o para mal), más a los ministros de Hacienda que a otros personeros de gobierno. ¿Puede el lector recordar los nombres de 5 ministros del Interior recientes? ¿Puede recordar a 5 ministros de Hacienda?
Quizás por lo mismo se trata de un cargo que suele despertar mayores ambiciones en quienes lo ejercen. Büchi fue candidato presidencial en 1989, y en forma más reciente, Andrés Velasco e Ignacio Briones participaron en primarias (en general, sin éxito, el último ministro de Hacienda que llegó a la Presidencia fue Jorge Alessandri en 1958).
También se trata (o se trataba) de una posición con bastante seguridad laboral. Entre 1990 y el 2014, Chile tuvo 11 ministros del Interior, pero sólo 6 ministros de Hacienda. Bachelet II y Piñera II rompieron esta tendencia, ambos tuvieron 3 ministros de Hacienda en sus periodos.
En los próximos días finalmente conoceremos quien asumirá la cartera de Hacienda. Desde la noche de la elección ha sido, sin duda, el anuncio que ha concitado la mayor atención de los medios y de la opinión pública. A diferencia de transiciones pasadas, donde no existieron grandes sorpresas y había favoritos claros, esta vez se han propuesto un gran número de candidatos y candidatas, y ya son varios los que han señalado no estar disponibles.
¿Qué poder tendrá? Los primeros gobiernos de la Concertación se caracterizaron por ministros de Hacienda que no solo tenían control sobre la billetera fiscal, sino que también ejercerían una fuerte influencia sobre las decisiones de los ministerios sectoriales. El poder relativo de los ministros de Hacienda disminuyó a partir del primer gobierno de Piñera (quién en la práctica ejercía como una especie de superministro), y sobre todo, en el segundo gobierno de Bachelet. Las expectativas de una buena parte de los agentes económicos apuntan a un ministro o ministra empoderado capaz de ordenar y priorizar las demandas por mayor gasto que vendrán desde las distintas áreas del gobierno. ¿Estarán los ministros sectoriales (y los partidos de la coalición del Presidente) de acuerdo con esto?
El futuro ministro o ministra deberá también mostrar capacidad de negociar la aprobación de proyectos de ley claves para el gobierno (como los cambios tributarios), en un parlamento sin mayoría, y que, en los últimos años, ha mostrado una clara tendencia al desorden. Las experiencias recientes han mostrado que las reformas tributarias son especialmente difíciles, ya que, no solo existen importantes diferencias ideológicas, sino que también influyen los grupos de interés (no es casualidad, por ejemplo, que la eliminación de la renta presunta se venga discutiendo desde la reforma de Aylwin en 1990 y todavía permanezca en nuestra legislación).
Quien asuma, deberá además ser capaz de liderar internamente un equipo diverso. En la segunda vuelta se incorporaron al trabajo del plan económico del Presidente electo economistas de sensibilidades distintas y que habían trabajado en otras campañas. Las señales apuntan a que hay bastantes personas cercanas a la antigua concertación que asumirán cargos en el gobierno (la experiencia siempre es un activo importante). ¿Podrá conciliar ideas y estilos de trabajo que, sin duda, serán distintos?
Son desafíos importantes y que marcarán la trayectoria de nuestra economía en los próximos años, ahora solo queda esperar la decisión del Presidente electo y que el liderazgo de la política fiscal quede en buenas manos.