‘Los impuestos son el precio que pagamos por una sociedad civilizada’
La conocida frase de Oliver Wendell Holmes, magistrado de la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. entre 1902 y 1932, inscrita en el edificio del IRS de Washington DC, parece expresar el vinculo estrecho existente entre los impuestos y la sociedad que se quiere construir.
Del mismo modo, los programas tributarios de los distintos candidatos a la Presidencia de la República evidencian, en el fondo, distintas visiones de la economía y, en ultimo término, de la sociedad.
En efecto, si creemos en las encuestas publicadas y nos centramos en los que parecen ser los principales contendores, aparece por una parte un programa de retorno a la versión ortodoxa de un modelo de economía basado en las teorías monetarista, neoclásica, o de la elección pública (J. Buchanan), que básicamente plantea que el Estado debe intervenir en la economía lo menos posible, bajo el supuesto que es ineficiente y de que su papel debe estar limitado para evitar interferencias en el mercado, enfocarse en arreglar las fallas de los mercados, y restringirse a incentivar la empresa privada, por ejemplo, reduciendo los impuestos.
En esta línea, Kast, propone, entre otras medidas, bajar la tasa del impuesto de primera categoría de 27% a 17%, desgravar las reinversiones de utilidades y volver a un sistema tributario completamente integrado. En materia de IVA, reducir la tasa a 17%; También eliminar impuestos que afectan el patrimonio personal, cuya formación ya tributó (contribuciones, impuesto de herencias y de donaciones). En cuanto a las PYME, propone rebajar la base imponible del impuesto de primera categoría en un 100% de las utilidades reinvertidas en la empresa, sin tope, y eliminar el impuesto a la herencia para las micros y pequeñas empresas.
Otro planteamiento, el de Sichel, puede considerarse como la continuidad del modelo económico y social vigente, pero con incremento en el gasto social, para lo cual considera un aumento gradual de la carga tributaria a 3% del PIB hacia el final de la década, y la resolución de problemas de equidad tributaria con la eliminación de exenciones que no se justifican, junto con mayores transferencias monetarias a los sectores de menores ingresos.
Las otras candidaturas, de Provoste y Boric, sobre la base de cambios en el modelo económico y social, plantean modificaciones que implican un aumento de la carga tributaria en relación con el PIB (5% Provoste; 8% Boric, en un plazo de 8 años), siguiendo políticas OCDE.
En el caso del candidato Boric, el programa parece fundado en la noción de ponerle una misión a la economía (M. Mazzucato), de darle una dirección al crecimiento, concibiendo al Estado como co-creador de riqueza y mercados, en que el sector público y el privado se nutran y refuercen de manera mutua en la búsqueda del objetivo común de la creación de valor económico.
Los referentes parecer ser los modelos existentes en países nórdicos como Noruega y Dinamarca, en que los impuestos a las personas son altos y el Estado provee de bienes públicos universales de calidad, tales como educación, salud, y seguridad social. En lo tributario propone aumentar el impuesto personal a los tramos de ingresos mas altos (ingresos sobre $4.500.000), impuesto a los grandes patrimonios, reducción de exenciones, un royalty a la gran minería del cobre, impuestos verdes, desintegración de impuestos de la empresa y los dueños, excepto para las PYMES, y combate a la elusión y evasión tributaria.
Corresponde a los ciudadanos decidir con su voto la alternativa que estimen mas adecuada al presente y futuro del país.