Las empresas de Pacto Global se han comprometido con convicción para adoptar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en sus estrategias corporativas. Se desenvuelven en medio de una sociedad cada día más consciente del impacto que estamos ocasionando en las personas y en nuestro entorno, por lo que entienden urgencia de reaccionar ante eso. Sus consumidores son cada vez más exigentes y tienen mayores expectativas sobre el “comportamiento” de la organización que pone en el mercado los bienes y servicios que requiere.

Es efectivo que desde la gran mayoría de las personas ha surgido una demanda generalizada hacia las empresas por contribuir a una sociedad más equitativa y equilibrada con el medioambiente. Esto ha sido percibido por las compañías y comprendido, por lo tanto, la presión generada, ha impulsado un círculo virtuoso que ha hecho que las empresas se convenzan genuinamente que tienen un rol importante que cumplir en la sociedad y que no basta con la función o soluciones que pueda dar un gobierno, sino que las compañías, con todo lo que representan en contribución al PIB, por su producción, por la cantidad de personas que emplean, por la cadena de proveedores con los que operan y clientes con los que interactúan, tienen sin duda un fuerte poder de movilizar beneficios, y en materia de Sostenibilidad, pueden marcar un significativo avance.

Por estos días, la reactivación económica tan alicaída y que afortunadamente nos sorprendió durante el mes de junio con un crecimiento de la economía chilena en un 20,1%, -la cifra más alta desde que tenemos registros-, plantea una gran dosis de esperanza, si bien sabemos que hay factores transitorios que influyeron como los retiros de los fondos de pensiones y bonos de apoyo a las familias. Las empresas deberán prepararse aún más, para hacer frente a las nuevas amenazas, ya que el cambio climático, como la más próxima, se está manifestando de manera alarmante y exige acuerdos mundiales firmes y respetados.

El combate a la escasez hídrica en nuestro país, mediante definiciones estratégicas del uso del recurso, y el desarrollo de nuevas tecnologías, así como mayores inversiones para generar energías limpias, son eslabones fundamentales de una cadena de soluciones virtuosas. Otro eslabón es el teletrabajo y el comercio online, que nos han dejado muchas lecciones, y ya tenemos la certeza de que volveremos a un mundo híbrido. Se tendrá que hacer una buena combinación y un buen equilibrio entre las prácticas que hemos adoptado y que facilitan el evitar la congestión, los grandes traslados a oficinas y faenas, y equilibrar, por otro lado, con instancias que permitan también, las reuniones y la cohesión de los equipos de trabajo, e intercambio de las personas, algo tan necesario para nuestra convivencia.

Como lo demuestran las encuestas, la gran crisis de confianza en las instituciones y también en las empresas, crea grandes barreras para poder avanzar, por lo tanto, es fundamental reconstruirla a través de un diálogo abierto, franco y constructivo entre los distintos y diversos actores. De hecho, la compleja emergencia sanitaria requiere precisamente de una acción coordinada y un espíritu de cooperación público-privada para enfrentarla con acción y decisión. Aquí, juega un papel crucial, la academia, porque esta exacerbación de elementos que conforman la crisis, solo pueden ser enfrentados con una dosis importante de conocimientos, investigación, creatividad, innovación y una gran incorporación de la tecnología, todo lo que se pone a disposición de la sociedad.

Cuando la convicción es genuina, los pasos se dan como consecuencia lógica, nada frena, porque no tiene sentido dudar.

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