El confinamiento, las pasadas cuarentenas, y el acecho del virus, nos producen angustia, miedo, incertidumbre y para muchas personas -que han tenido pérdidas y enfermedades- tristeza y desolación. En tanto, para aquellos que han visto amenazada su fuente de ingresos y sustento de la familia, la pandemia provocó y sigue provocando insomnio, estrés y hasta desesperación. Según expertos, la crisis sanitaria y económica está causando una serie de trastornos psicológicos, con ribetes hasta ahora insospechados.
En un primer momento, las personas y las empresas estuvieron abocadas a minimizar los riesgos de contagio, por lo que se sometieron a medidas extremas de distanciamiento social, pero hoy, en el proceso de desconfinamiento, hemos visto con preocupación los efectos en la salud mental. Más aún, cuando según estudio de la Asociación Chilena de Seguridad y la Universidad Católica, el 32,8% de las personas presentaron síntomas asociados a problemas de salud mental, 6 puntos más que la medición de noviembre de 2020. Además, respecto a la depresión, un 46,7% de las personas presentó sospecha de esta patología en algún grado.
En este nuevo contexto el impacto psicológico ya está instalado en nuestro país. El ODS 3, el garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos y para todas las edades está también en juego. Sabemos que han aumentado los síntomas de ansiedad, lo que era esperable que pasara, pues no cabe duda que una situación como esta no la habíamos vivido ni estaba entre lo esperado por vivir.
De acuerdo al nivel de consultas a especialistas de la salud mental, el consumo de tranquilizantes o paliativos entre otros indicadores demuestran una incidencia alarmante en el aumento de la depresión y trastornos asociados en este período. La situación de confinamiento aumentó la irritabilidad en el hogar, generando problemas familiares, conflictos interpersonales y hasta violencia, en especial hacia las mujeres, lo que se ha manifestado de manera impactante en todo el mundo.
Reconociendo el impacto psicológico que la pandemia nos está generando, el Ministerio de Salud, entregó los lineamientos del programa “SaludableMente” que presta ayuda a la ciudadanía para enfrentar los efectos psicológicos de la pandemia e incluyó la creación de una plataforma digital. Esta iniciativa tiene como objetivo apoyar las necesidades de quienes están sufriendo estos efectos invisibles, para acompañar a través de la contención y orientación con sentido de urgencia. Algunas empresas, entendiendo lo preocupante de esta situación, han puesto a disposición de sus colaboradores sistemas de consulta en línea y atención psicológica.
Hoy tenemos como país un tremendo desafío, debemos combatir las secuelas que se produjeron por el encierro prolongado y el sentirnos aislados del resto del mundo, sin contacto cercano y personal con nuestra familia y amigos. Ello, sin duda generado distintas formas de desasosiego, o incluso, perturbación. La falta de propósito en las personas y en las organizaciones, las desequilibra y las derrumba, por lo que es fundamental, en estos tiempos, reflexionar sobre el sentido de la vida para cada uno, y también, al interior de la organización donde se trabaja o estudia, para así cohesionar al grupo en torno a ese propósito común. Además, es importante abrir la mente, para pensar en cómo ayudar a aquellos que hoy tanto lo necesitan en función del bienestar de todas las personas. Después de todo, ayudar a los demás y aportar a resolver situaciones de sufrimiento o necesidad, es sin duda la mejor razón y sentido de estar vivos.