Chile cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad frente al cambio climático, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El escenario no es prometedor. La sequía no da tregua y a esto se suman las inusuales cálidas temperaturas registradas en julio.
Bajo este contexto, el Estado estaría realizando sus máximos esfuerzos para enfrentar la escasez hídrica y evitar el racionamiento de agua. El invierno de 2019 fue uno de los más secos de los últimos 70 años, según la Dirección General de Meteorología. Y pese que en 2020 los números mejoraron, en la actualidad la situación se proyecta compleja.
Al respeto, Óscar Cristi Marfil, director de la Dirección General de Aguas (DGA), organismo dependiente del Ministerio de Obras Públicas (MOP), en conversación con la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío, advierte: “Lo que se ve para este año (…) puede ser tanto o incluso más grave que lo de 2019”.
¿Cómo ha enfrentado la DGA-MOP la actual crisis hídrica que vive el país?
La crisis hídrica lleva por lo menos 10 años (…) En todo este periodo lo que la DGA ha estado realizando es un trabajo con las organizaciones de usuarios y con la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) para poder ver cómo distribuir las pocas aguas que hay de modo de asegurar el consumo humano. En ese sentido la DGA es un participante más dentro de este trabajo (…) y hemos logrado en situaciones como Illapel, Maipo, Aconcagua, que efectivamente la poca agua que existe se vaya distribuyendo y asegurando para lo que es la prioridad que es el consumo humano.
La crisis hídrica se conocía como “mega sequía”, pero el ministro Moreno en una actividad pasada usó el término “híper sequía”, dando cuenta que el problema es mayor.
No vamos a hacer una discusión literaria respecto entre ‘mega’ e ‘híper’, lo que puedo decir es que la sequía del año 2019 fue la más grande que hemos tenido, y en ese sentido puede ser la máxima, la híper sequía. El 2020 mejoramos un poquito, y lo que se ve para este año 2021, los números que estamos viendo, nos hablan de que puede ser tanto o incluso más grave que la del 2019. Entonces, si la del 2019 ya fue extrema, esta es híper extrema.
¿Y cuál es el llamado, se le ha tomado el real peso a esta crisis?
Primero, aquí hay un rol del Estado en transmitir lo más pronto posible y de la manera más clara cuál es la situación de agua para los próximos meses (…) Como DGA nosotros ya vamos a empezar a ir a las distintas regiones a conversar con los regantes, porque ellos son los que utilizan la mayor cantidad de agua, para que vean realmente cuál es la realidad y tomen decisiones correctas. No tiene ningún sentido expandir planes agrícolas en estos meses si es que no vas a tener agua (…) En muchas regiones nuestros pronósticos dicen que los ríos van a estar prácticamente secos.
¿Y a las personas?
Hay un llamado también al consumo en las ciudades, porque el 2019 gracias a una buena gestión, a pesar de la enorme sequía no hubo ninguna ciudad en que hubiese que haber instalado racionamiento, pero lo que mucha gente no sabe es que eso es con gran sacrificio. Por ejemplo, para poder abastecer a la Región Metropolitana con estándares que a veces son bien altos persona/día, gran parte de la agricultura tuvo que privarse de agua para poder llenar el embalse El Yeso y asegurar el consumo humano. Las personas lo que saben es que abren la llave y les sale el agua sin problemas, pero no que hay sacrificios en otros sectores.
En un país que se está quedando sin agua, ¿es recomendable tener grandes terrenos con pasto, o darse el lujo de exorbitantes piscinas?
Me está hablando del uso racional y eficiente del agua (…) Hay que pensar que el 72% está en la agricultura, el 12% está en el consumo humano. Partamos con la agricultura, entonces, donde la primera labor importante es mejorar la eficiencia en el riego. Por ejemplo, hay estudios de Corfo muy interesantes que muestran que si la agricultura mejorara la eficiencia de riego en un 5%, eso significaría más agua que los 26 embalses que están en carpeta en este momento por parte del Estado, es mucha agua (…) Se hizo un esfuerzo el 2019 de que los grandes consumidores de agua rebajaran su consumo: el cerro San Cristóbal, Parque Metropolitano, y eso hay que seguir haciendo, pero sin duda que también las personas deberían tener consciencia de que probablemente un jardín normal no lo vas a poder regar como ocurre, y vas a tener que parte de tu pasto se ponga un poco amarillo para recuperarlo cuando se pueda, pero tenemos que tener cierta solidaridad en ese sentido en respecto al agua.
¿Cómo ve la alerta temprana de Aguas Andinas?
Me consta que Aguas Andinas ha hecho un esfuerzo importante en buscar fuentes alternativas al río, ha estado trabajando durante mucho tiempo con la primera sección del río Maipo para llegar a un acuerdo (…) El embalse El Yeso es de los pocos embalses que tiene más agua que el 2019 y está en buenas condiciones. Entonces creo que esa alerta preventiva es parte de ese plan completo que está haciendo Aguas Andinas para asegurar el abastecimiento, las fuentes, y por otro lado llamar a sensibilizar a la población a reducir los consumos. Hay que considerar un dato que no es menor, que el año pasado en periodos de demanda importante de agua, por tema Covid, no habían colegios funcionando, estadios, gimnasios y si vas sumando todo eso significa una reducción en el consumo. Ahora no tenemos muy claro qué va a pasar, todo esto va cambiando todos los días, pero ahora van a haber colegios funcionando, gimnasios, situaciones de estadio, o sea que esa reducción el consumo que fue de alguna manera obligada probablemente va a ser menor y de ahí que la importancia de el llamado de Aguas Andinas de que bueno, tenemos que entonces tomar la iniciativa, ser proactivos en buscar maneras de reducir el consumo en las ciudades.
La normalidad puede incrementar los requerimientos de agua de actividades que se encontraron por un año paralizadas.
El año 2020 tuvimos la suerte, entre comillas, de que hubo reducción en la demanda por norma sanitaria. Puede que ahora enfrentemos una situación en que esa menor reducción en el consumo no va a existir. Por ejemplo, el año pasado en semana santa en Valparaíso, que es un periodo en que se dispara el consumo, estaba completamente cerrado, y eso a la larga pudo haber significado entre un 3 y un 5% de menor demanda en las ciudades, lo que alivió una situación que era muy estresante de fuente de agua del Aconcagua, muy poca agua disponible, eso contribuyó. Este año puede que no tengamos esas reducciones en la demanda que tuvimos el año pasado, entonces, a qué voy finalmente, en que este año es probable que tengamos menos agua que el 2019 y tengamos una demanda superior a la del 2019, entonces los dos efectos hacen que sea mucho más necesario sensibilizar a la población y hacer los llamados que hace Aguas Andinas.
Código de Aguas
En marzo de 2021 el presidente Piñera promulgó la creación de la nueva institucionalidad del agua. Al respecto ¿por qué una subsecretaría y no ente con más independencia?
Aquí hay dos discusiones, una más bien académica, de qué sería un ideal, y otra más bien práctica de lo que está pasando en el país y de cómo ve el país el tema del agua. Del punto de vista académico, claro, es soñado tener una agencia que esté por sobre las decisiones de los gobiernos de turno conformada por expertos que puedan tomar decisiones tan relevantes como las que se relacionan con el agua, eso desde el punto de vista académico lo comparto, pero no creo que el país esté todavía maduro para una solución como esa. Y por qué lo digo, porque si ves las modificaciones al Código de Aguas la mayor parte, o casi toda, de alguna manera está entregando un rol más fuerte al Estado en la gestión del agua: se potencian las atribuciones de la DGA, se fortalece la DGA, por tanto, hay una decisión de entregar más atribuciones en la gestión del agua al Estado, y este Código de Aguas, esta reforma, se aprobó hace pocos días casi en forma general de modo unánime. Entonces, creo que uno tiene que pensar qué es lo factible en la realidad que el país vive y lo que la gente aspira, y entiendo y creo que lo que hemos entendido todos, que el país aspira a que el Estado tenga un rol más activo en la gestión del agua.
¿Y está conforme con lo que fue aprobado?
Es un avance respecto al código actual. Hay muchas materias que fueron en ese código impulsadas por la administración pasada, otras que fueron aporte de esta administración y muchas, la gran mayoría, fueron resultados de acuerdos que se fueron generando en la discusión, sobre todo a partir del año 2018 en adelante, donde los senadores tuvieron la buena disposición de conversar, discutir, poner a disposición de esta discusión sus equipos técnicos, la DGA a dedicado enorme cantidad de tiempo y creo que estamos llegando a un Código de Aguas que reflejó en esa votación unánime que hace algunos años habría sido completamente inesperada.
¿Cree correcto el tiempo que ha demorado la ley en tramitarse, teniendo en cuenta la compleja situación que el país vive?
Dos reacciones con respecto a la pregunta. La primera es que el tema de aguas no se resuelve con la modificación del Código de Aguas, o sea, se promulga mañana el código y vamos a tener la misma sequía del 2019. El Código de Aguas es un cuerpo legal que tiene un impacto más a mediano, largo plazo, la sustentabilidad de las fuentes, etc., pero no va a permitir más agua… no aporta ni una gota más de agua, pero regula justamente cómo utilizar el agua de la mejor manera y sin perjuicio de las personas, sino que favoreciéndolas, y también cuidando los ecosistemas. En otras palabras, el Código de Aguas te dice cómo administrar adecuadamente el agua que hay, poca o mucha, cómo tiene que hacerlo, pero no nos genera ni más agua ni menos agua. Por tanto, el problema hídrico en el país tiene que ser abordado con varias medidas: una, es la modificación al Código de Aguas que, de hecho, estamos plenamente de acuerdo, otra con una nueva institucionalidad, otra con políticas que fomenten, por ejemplo, la desalinización de agua.
La legislación, claramente, no hará mágicamente que llueva, pero sí se podrían haber evitado situaciones complejas como lo que pasa en Aculeo o en Petorca con una legislación que hubiera llegado oportunamente.
Aculeo se ha estudiado bien. La Universidad de Chile ha hecho un estudio bien serio respecto a Aculeo, y finalmente lo que ocurre en Aculeo es consecuencia del cambio climático principalmente (…) Tratemos de imaginarnos si el Código de Aguas hubiese estado aprobado hace cinco años atrás o diez años atrás, el que se está aprobando ahora, estoy tratando de pensar qué herramienta podría haber tenido el Estado en base al Código de Aguas para haber ayudado a la Laguna de Aculeo que se estaba quedando seca por la menor precipitación, y el código te entrega una herramienta nueva que es que se puede expropiar derechos de agua para fines de conservación. Hoy el Código de Aguas solo te permite expropiar derechos de agua para el consumo humano, y esta es una modificación que propuso el Ejecutivo que justamente se pudiese ampliar esa capacidad de expropiación para fines de conservación. Esa herramienta podría haber tomado el Estado y haber expropiado… En Chile la expropiación, con la constitución actual, requiere pagar el precio correspondiente, también podría haber constituido reservas para conservación. Hoy el Estado permite constituir reservas para las personas, el nuevo código también se puede reservar agua para fines de conservación, entonces podría haber dicho: ‘Mira hasta aquí yo llego con los derechos que entrego’ y haber reservado una cantidad para fines de conservación, esa dos herramientas podrían haber sido, podrían haber ayudado en algo a la situación de Aculeo.
Dentro del debate, hubo sectores como los agricultores que fueron críticos con la reforma. Sin ir más lejos, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Ricardo Ariztía, sostuvo en 2019 que la reforma debilitaba la agricultura y la minería. ¿Comparte esa afirmación?
Esa afirmación hay que ponerla en el contexto del 2019, en donde habían muchos temas todavía pendientes de comprensión, tanto de parte de la agricultura como de los senadores, de cuál es la implicancia y cómo se iban a implementar. Déjame ponerte un ejemplo, la extinción de los derechos de agua no utilizados. O sea, la norma, tal cual como está aprobada ahora dice que un derecho que no se utiliza durante cinco años se extingue si es un derecho consuntivo, o 10 años si es un derecho no consuntivo. Claro, eso puesto así, como titular, asusta no es cierto, además porque a veces hay proyectos que demoran su tiempo, hasta ahora si no lo usabas pagabas la patente por no uso, eso puede asustar.
¿Cómo se subsanó?
En la Comisión de Constitución trabajamos con mucho detalle cómo era el procedimiento para que esto ocurriera y se hizo un gran avance en que hay un procedimiento normado en que queda claro que se informa a la persona, que la persona puede pedir que se reconsidere, hay un espacio donde él puede probar que sí está utilizándolos, entonces se hizo un detallado reglamento que es transparente para todos, que evita la discrecionalidad y por tanto ahora las reglas son súper claras, pero eso no existía en 2019.
¿La reforma cree que termina con la especulación?
Hay dos elementos bien fuertes para frenar la especulación. A ver, veamos si estamos entendiendo lo mismo por especulación. Yo entiendo la especulación como tener derechos sin uso y sin una justificación. Si tengo un derecho sin uso para un proyecto grande y me demoro tres años en armar el proyecto, claro, y no uso el derecho, no lo considero especulación, pero si tengo el derecho guardado y no tengo ninguna obra, ni ningún proyecto, ni lo estoy tratando de utilizar en nada, probablemente solo quiero especular con el aumento del valor de ese derecho.
Quedémonos en el caso de tener el derecho y no tener la intención de usarlo.
Sí. Creo que sí, porque hay dos elementos muy importantes que cambian en el Código de Aguas. Primero, se encarece fuertemente la patente por no uso. La patente por no uso es como una escalera, en la medida que van pasando los años tienes que ir pagando, cada cinco años te aumenta el valor que tienes que pagar, pero en el código actual esta escalerita termina en el año 11 y ahí es plana, se mantiene plana, va aumentando cada cinco años, pero llegaste al año 11 y ahí se te mantiene el valor por cada litro por segundo que no ocupes. La reforma hace que esta escalera siga indefinidamente con sus peldaños, el año 11 vuelve a aumentar, y vuelve a aumentar y vuelve a aumentar, y esto créeme que es bien relevante porque el valor de la patente cuando se incrementa tiene impacto y lo hemos visto el año 2017 que tocó un incremento en patente, se devolvieron muchos derechos de aguas no consuntivos.
Sequía
De seguir la sequía ¿cuán posible es el racionamiento de agua?
Hay que distinguir el mundo rural del mundo urbano en tu pregunta.
En la zona centro-sur, centro-norte.
Pensemos en la región de Valparaíso, Metropolitana, que son las más delicadas. Estimamos que no va a haber racionamiento este año si es que se toman medidas como las siguientes: hay que buscar una reducción en el consumo de las ciudades de los grandes consumidores, creo que eso es un punto necesario. Segundo, la Superintendencia de Servicios Sanitarios ha hecho un trabajo muy cuidadoso con las sanitarias y estas han hecho obras, han accedido a fuentes subterráneas que van a permitir salir adelante. También, han hecho acuerdos con regantes, que van a permitir salir adelante, está el embalse El Yeso. O sea, creemos que lo más probable es que no tengamos racionamiento como fue históricamente en el pasado.
¿Y de seguir esta tendencia de sequía?
No, claro, si sigue la tendencia y ya empieza a afectar las fuentes subterráneas, ahí es donde vamos a tener problemas. Las fuentes subterráneas en este momento están siendo muy importantes en el consumo y contamos con ellas, pero de aquí a… O sea, los escenarios de cambio climático muestran que Chile va a ser uno de los países más afectados por el cambio climático. El cambio climático sin duda que va a empezar a afectar las fuentes subterráneas y de no haber un cambio y seguimos igual, en algunos años más sí vamos afectación de fuentes subterráneas y ahí sí que no vamos a tener alternativa, salvo plantas de desalinización que se puedan ir creando en algunos lugares puntuales.
¿Cuánto tiempo más aguanta esta situación en RM y de Valparaíso?
No te puedo dar esa respuesta porque es una respuesta empírica, y corresponde al monitoreo (…) Lo que sí te puedo decir es que los problemas graves van a ocurrir cuando ya los acuíferos comiencen a verse afectados, cosa que ya está pasando (…) Pero cuál es la buena noticia, y que puede cambiar la tendencia, cosas como obras de infraestructura que se tienen que hacer. Todavía tenemos capacidad de almacenar agua cuando no se ocupa, en el tiempo en que no hay consumo por riego, el agua está disponible (…) Esta sequía está obligando a las personas a mirar la gestión del agua de un punto diferente. Estábamos acostumbrados a tener agua del río, a sacar agua del río, a bombear un pozo, pero la situación está cambiando y hay que pensar que el agua del río va a estar cada vez menos disponible, que no puedo sacar agua del pozo porque si saco igual que ahora lo voy a afectar y me voy a quedar sin agua en ese pozo, tengo que empezar a pensar en soluciones distintas: recarga artificial de acuíferos, desalinización, eficiencia en el riego, son indispensables, y eso es lo que nos va a salvar.
Expertos manifiestan reparos respecto a los embalses, por el tiempo que demora su construcción y los costos asociados, y hacen mención a la desalación. ¿Por qué el Estado sigue invirtiendo en embalses, teniendo en cuenta los reparos de la academia, y por qué no invertir en desalación, en una política pública?
Coincido que tiene que haber una una política de desalinización dentro de la de recursos hídricos, que no está, y una de las cosas que nos está penando es que no tenemos una política de recursos hídricos que oriente: ‘Oye, para allá hay que ir, vamos a potenciar la desalinización, vamos a potenciar la recarga de acuíferos’. Ahora, no hay una ola de plata aquí, creo que la situación es tan crítica que requerimos de embalses, requerimos de desalinización, requerimos de recarga de acuíferos. Lo que hay que hacer, créeme, es el portfolio óptimo para cada cuenta. Nosotros que acabamos de terminar el plan de cuenca del Maule, por ejemplo, vemos que ahí la solución óptima es una combinación entre embalses más pequeños, tal vez, recarga de acuíferos, es un combinación y eso requiere una mirada holística, es decir, no puedes mirar solo embalses, solo desalinización, solo recarga, tienes que mirar cuál es la necesidad y cuáles de las alternativas que tengo son las más adecuadas y siempre lo que estamos observando es que es una combinación de ambos.
¿Pero es pro desalinización?
El Estado acaba de terminar de construir una planta en el norte y creo hay varios proyectos en este momento sometidos a evaluación ambiental, también de privados, de multiuso, que creo hay que impulsar decididamente. Hay dos cosas que normar adecuadamente: uno, mejorar la evaluación ambiental de estas plantas, segundo, la ordenación del borde costero, de modo que efectivamente sea más fácil solicitar, porque cuando tu solicitas una concesión marítima, bueno, genera en las instancias del Estado todo un análisis de qué otra cosa podría ir ahí, con quién topa, si afecta a este, si es una bahía o no es una bahía, entonces se demora mucho en otorgarse.
Desde el 2008 en adelante, diversos decretos de escasez han sido emitidos por la DGA, ¿cómo evalúa esta herramienta que tiene la entidad que dirige?
Los decretos de escasez hay que entender que tienen como objetivo mitigar los efectos de la extrema sequía. No te entregan herramientas para solucionar la causa, sino que se produce una sequía, bueno, cómo mitigamos, en el fondo es cómo distribuir pobreza. Va a haber tan poca agua, cómo distribuyo esta agua que es muy poca de modo lo más equitativo, racional, eficiente, cómo evitamos que alguien se quede con toda el agua y el resto no reciba nada (…) Por tanto, es una herramienta para poder coordinarse con los afectados y ver cómo ayudarles a reducir los impactos (…) y en eso ha sido una herramienta muy útil, muy importante.
Para los próximos días se espera la llegada de un sistema frontal a la zona central que sin duda será beneficioso para el ecosistema y que intentará paliar el déficit de precipitaciones del 86% que registró Santiago en el periodo junio-julio.