Por primera vez, la enfermera denunciada por una supuesta reutilización de jeringas durante una campaña de vacunación en un colegio de Puente Alto, se refirió en público sobre esta acusación.
En entrevista con el programa Expreso Bío Bío de La Radio, la enfermera Maite Ferrer negó tajantemente haber reutilizado el material cortopunzante y explicó las consecuencias que esto le ha traído.
“Tengo 15 años de experiencia, tanto en el área clínica como de jefatura y coordinación de equipos de trabajo de salud. Soy egresada de la Universidad Mayor, o sea aquí está en juego mi imagen como persona y el prestigio de mi universidad”, relató en primer término.
Luego, dio a conocer cómo se dieron los hechos en el colegio Alicante del Valle, donde ya había ido a vacunar contra la influenza en dos oportunidades previas a la jornada de la controversia.
La primera vez, explicó, fue contactada por los apoderados del colegio. La segunda, por los profesores y el sindicato del colegio, concluyendo ambas jornadas de manera exitosa.
Luego volvió a ser contactada, esta vez por el centro de padres del colegio.
En ese contexto, explicó que la comunidad educativa se encontraba pasando por una situación delicada tras la muerte de un estudiante de tercero básico por influenza, por lo que empezaron a coordinar estas jornadas.
Sábado 6
Ese sábado, relató, todo se desarrolló sin problemas de 9:00 a 14:00. El problema se produjo cuando una apoderada desconfió del procedimiento por no sentir dolor.
“El hecho puntual ni siquiera parte por un tema de reutilización de jeringas. Alrededor de las 4 de la tarde ingresa una apoderada con su hijo, el niño es vacunado por mí, estando incluso sentada en las piernas de la mamá, ella está siendo testigo de todo, nunca estuve sola con un paciente”, recalcó.
A la sala donde se desarrolló el proceso, explicó la profesional, “los pacientes ingresaban como grupo familiar”.
“Vacuno efectivamente al niño y cuando se va a vacunar la madre lo hago con la misma técnica. La madre, que se identifica como auxiliar de enfermería, me dice que no le dolió la inoculación de la vacuna y que por lo tanto, como no hubo dolor, la vacuna no se inoculó, lo que para mí es algo óptimo… que no haya dolor en un procedimiento así”.
Ferrer relató que “se produce ese hecho puntual con los padres ahí en la fila como testigo, y yo decido en ese momento parar el proceso de vacunación, justamente dando explicaciones a los papás que estaba en juego mi carrera”.
Consultada sobre si hubo reutilización de jeringa, su respuesta fue enfática: “Jamás. No hay que ser enfermera ni profesional para saberlo, es de conocimiento público, es una cosa también de criterio, como persona con dos dedos de frente”.
“Jamás hubo una reutilización de material cortopunzante. Esta jeringa en particular que yo estaba usando viene en monodosis. Uno hace la inoculación de la vacuna y esto se elimina inmediatamente en cajas de material cortopunzante”, explicó.
Llamado a Carabineros
La apoderada en cuestión llamó a Carabineros y a los minutos llegaron cuatro funcionarios.
“Yo hablé abiertamente con ellos, no en el mismo lugar done estaba el revuelo porque fue una situación sumamente violenta, pero les solicito que hablemos en privado en presencia del centro de padres y carabineros revisa mi material”, indicó.
Así, toman el procedimiento y dejan constancia del hecho, advirtiendo de todos modos que se debe seguir un proceso por la denuncia.
Investigación de la Seremi de Salud y PDI
Por esta denuncia, hay una investigación en curso de la Seremi de Salud RM y de la PDI. Según detalló, el lunes colaboró durante todo el día con ambas indagatorias: “Para mí es sumamente importante también declarar, porque se ha especulado mucho”.
En esa línea, señaló que también se habló de que habrían faltado dosis: “A nivel país hay una escasez de vacunas, pero yo este procedimiento lo había realizado años anteriores, la compra de vacunas se hizo a fines de marzo y abril, cuando comienza la campaña de invierno de influenza. En ese momento no había escasez”.
Al comprarlo como persona natural, sostuvo, no guardó las boletas ya que no pensó que pasaría por algo así.
Respecto a la acusación que la capacidad del cooler no habría sido acorde al número de personas que debía vacunar, explicó que mantenía vacunas en un cooler pequeño y en otro que triplicaba su tamaño, “porque no tiene sentido que abra el grande porque pierde temperatura”.
Asimismo, recalcó que también se mantuvo la cadena de frío durante su transporte.
Acciones legales
Ferrer comentó que al comenzar el revuelo decidió inmediatamente detener el proceso pese a las solicitudes de algunos apoderados que continuara, por la necesidad de contar con la vacuna y el temor latente por la muerte del niño de tercero básico. Sin embargo, sostuvo, “me vi físicamente increpada, no agredida, pero quise resguardar la integridad de mi embarazo“.
“Además de un daño moral, de mi carrera, de mi universidad, también hay un tema económico. Se me paralizaron los pagos incluso de las empresas que habían sido vacunados 15 días antes o 20 días antes”, relató, por lo que anunció acciones legales.
Además, dijo, no ha recibido el pago de las 368 inoculaciones realizadas en el colegio y no podido establecer contacto con el centro de padres, desde donde no le responden “ni llamadas, ni correos electrónicos, ni mensajes de WhatsApp”