En su tercera visita al país en dos años, el cantante nicaragüense Hernaldo Zúñiga no sólo habló de música, sino también de la situación que vive su país y se mostró crítico con el actuar del presidente Daniel Ortega.

El autor de “Cómo te va, mi amor” confesó estar sorprendido por lo que está ocurriendo en Nicaragua. Afirma que el gobierno maneja información de corte conspiracional y que, más allá de lo propagandístico, manifestó que “es una falta de respeto enorme a la gravedad del asunto“, en entrevista con el Podría Ser Peor.

“Está en juego el papel que va a tener en la historia nicaragüense este segundo gobierno del presidente Ortega”, sentenció.

“Era un país es paz, con una sociedad civil desarmada que de forma espontánea decide exigir o cambiar el rumbo político”. Lo comparó con la forma en que operó la primavera árabe, a través de vías ciudadanas.

Identificó parte del problema en la crisis venezolana, pues la clase gobernante se habría enriquecido a costa de la comercialización del petróleo.

Afirmó que las manifestaciones y la represión fueron “una cerilla que le prendió fuego a una cama de pólvora”. Ello sacó a un millón de personas a manifestarse de manera pacífica en las calles y “empezó una dinámica de represión, armas, francotiradores, que en un efecto multiplicador, creó una situación de fractura”.

“Daniel Ortega fue una leyenda, un hombre que entregó su vida muy joven para derrocar la dictadura”. Lo reconoce con la formación del frente sandinista que enfrentó a Estados Unidos cuando invadió Nicaragua. Pero actualmente “sus cifras no son para sentirse orgulloso“, indicó.

“El camino es el diálogo”. Asume que la confrontación tiene validez, pero que es momento de hacer política, de consensuar y armonizar decisiones. “Como suele ocurrir, los más jodidos son los más vulnerables, los más pobres”.

Criticó el rol de los gobernantes, que finalmente “pertenecen al gran capital”. Acusó que “ganan una fortuna y olvidan de dónde vienen” y que utilizan el sandinismo, al punto de que los grandes personajes de este movimiento le habrían dado la espalda. “Están en contra. Esto es otra cosa”.

“La gente en Chile cree que es una confrontación ideológica”. Explicó que su país es un pueblo desarmado, politizado, con capacidad de movilización, pero al mismo tiempo reprimido por grupos paramilitares y una policía civil que compara con el ISIS. “Llegaron a lo más bajo”, sentenció.

Puntualizó que si bien es un problema “brutalmente complejo” para Nicaragua, se debe buscar una salida negociada, porque le gustaría un país “más justo” y señaló que siempre hay espacio para el entendimiento.

Mencionó a su hermano que está en el exilio a causa de conflictos políticos. En su caso, al vivir en Chile y actualmente en el extranjero, señaló que “el músico no tiene una patria“. Agregó que “nunca había entrado en arena política de forma tan explícita”, que no es su “espacio natural”.

Reconoció que incluso los francotiradores y policías paramilitares, si bien se volvieron en verdugos, son víctimas, rezagados del sistema, del orteguismo.

El cantautor espera que su país vuelva a estabilizarse. “No hay mejor venganza que la paz“, finalizó.

Relación con Chile

El cantante y compositor nicaragüense, que llegó con 17 años a estudiar Derecho en la Universidad de Chile, triunfó en el Festival de Viña de 1974, cuando ganó el tercer lugar en la competencia internacional del certamen internacional.

Reconoce una atadura emocional con el país y que le atraen las provincias. “Las páginas que se escribieron fueron con muy buena caligrafía, muy buena sintaxis (…) Me gusta la Cordillera, me gusta su gente, la gastronomía…”

Esta vez se presentará a partir del 24 de agosto en Chillán, Talca, Rancagua y finalmente en Santiago, el 2 de septiembre.

Escucha la entrevista completa en Podría Ser Peor: