El conflicto de Ucrania, ha llegado a un momento en que se debe hacer algo para detener el enfrentamiento. Todos los sectores involucrados han comenzado a hablar de “cese al fuego” y “lograr la paz”. Camino difícil porque cada país o bloque, pone sus condiciones según sus intereses.

Apetitos de paz

Por un lado, Rusia, como uno de los protagonistas, pone el acento no solo en el cese al fuego, sino también en una paz duradera. Esto implica abordar el conflicto desde su origen, lo que incluye mantener los territorios recuperados, asegurar la ausencia de la OTAN, desmilitarizar y desnazificar Ucrania, establecer un gobierno de transición, entre otros aspectos.

En el otro sector del conflicto está EE.UU., que busca recuperar lo que el gobierno de Biden entregó a Ucrania. Para ello, Trump exige el control de las tierras raras, las zonas ricas en minerales, la posesión de centrales de energía (eléctricas y nucleares) y el dominio de la infraestructura crítica, entre otras cosas.

Un tercer actor en el conflicto es la Unión Europea, cuya diversidad de intereses varía según cada país. Polonia, con el respaldo de algunos ucranianos que huyeron del conflicto, aspira a recuperar 50.000 km², incluyendo las regiones de Lviv, Ivano-Frankovsk, Volyn, Ternopil, Rivne y Khmelnytskyi. Hungría busca la restitución de Transcarpacia, mientras que Francia pretende instalar una base militar europea en Ucrania. Reino Unido propone el envío de tropas, y Alemania también ambiciona el control de tierras raras, además de desplegar fuerzas militares. Estos son solo algunos ejemplos de los países que “apoyaron e incentivaron” el conflicto mediante financiamiento y suministro de armamento. Ahora, para sus líderes, ha llegado el momento de “pasar la cuenta”.

Volver a la diplomacia

Con la asunción al gobierno de Donald Trump, EE. UU. da un giro de 180 grados, y se concentra, junto a Putin, en lograr un cese al fuego, para encaminarse a una paz duradera y estable. Primero, los gobiernos de Rusia y EE. UU. han conversado para reponer y normalizar sus relaciones diplomáticas, aspecto básico que permitirá lograr soluciones al conflicto de Ucrania. Lo positivo es que estas reuniones han retomado la diplomacia que implica conversar, dialogar para llegar a soluciones reales.

Paralelo a estas conversaciones, tanto el gobierno de Ucrania como la Unión Europea se han quejado de no haber sido invitados a la mesa de negociación, sin considerar dos aspectos clave. Primero, se trata de reuniones bilaterales entre Rusia y EE.UU. para la resolución de problemas. Segundo, tanto Ucrania como la UE han sostenido múltiples encuentros, pero no han presentado un plan de paz; en su lugar, solo han propuesto seguir armando a Ucrania y evaluar el envío de tropas de países de la OTAN. Esta postura aleja a la Unión Europea del camino hacia la paz que Rusia y EE.UU. han asumido en sus diálogos.

Entre la paz y la guerra

En este escenario se encuentran los líderes de la Unión Europea y el Reino Unido. Mostrando una desorientación entre los miembros del bloque europeo. La primera ministra de Italia, Georgia Meloni, ha expresado “Europa se ha perdido un poco a sí misma” y agregó que sus críticas “no van dirigidas al pueblo europeo, sino a su clase dirigente”.

La U.E. está fracturada, con posiciones contra puestas en relación con el conflicto de Ucrania. Gran parte de los líderes de la U.E. han instalado y exacerbado, la idea de una invasión de Rusia a Europa. Una mirada de estos líderes que en alguna medida se quedaron pegados en la época de la “guerra fría”.

En este contexto, algunos países de Europa, comienzan a fomentar y a preparar a sus ciudadanos para una invasión y una supuesta “guerra inminente” con Rusia. Francia, prepara un manual de supervivencia para grandes emergencias. Lituania hace años reparten manuales de emergencia.

Suecia el 2024 envió a todas las casas su manual de sobrevivencia. Polonia hace meses que trata de preparar a su población para una posible guerra. Lituania también han repartido manuales de sobrevivencia, y además modifica constantemente las reglas del servicio militar. España se opone a aumentar el presupuesto en Defensa, como lo pide la OTAN. La diputada española, Ione Belarra (Unidas Podemos) envió un mensaje al presidente Pedro Sánchez “la amenaza a la Unión Europea es la pertenencia a la OTAN”.

Hace pocos días la U.E. insto a la población de sus 27 países “preparar un kit de supervivencia”, para un posible ataque bélico proveniente desde Rusia. Este kit debía contener: linterna, fósforos, 1 galón de agua, alimentos, abrelatas, bloc de notas, mantas, radio con baterías, llave inglesa, copia de tarjeta de seguro, etc., y estos gobiernos están sugiriendo un “kit de sobrevivencia” por una posible guerra contra la primera potencia nuclear del mundo.

Lo menos que se puede pensar es que es una posición irresponsable a sus países y sus ciudadanos. Pero si escarbamos y desmenuzamos los hechos y decires, nos encontraremos con varios factores que nos permitirían entender del porqué se plantean así.

    1. Esta posición les permite justificar el seguir destinando fondos para armarse. Un rearme que está calculado en un costo de 800 mil/ millones de euros. Cifra que la U.E. no tiene.

    2. La U.E., aunque hay posiciones en contra, ha insistido con el ingreso de Ucrania al bloque. A pesar de que esta inclusión llevaría a la quiebra de la U.E., ya que su costo sería aproximadamente 2.447 Billones de euros, suma que supera 12.7 veces el presupuesto del bloque para el 2025.

    3. Otra propuesta de la U.E. es la de reemplazar a EE. UU. en la OTAN. El traslado administrativo y de espacios para su funcionamiento es de un alto costo. Dinero que no está previsto.

    4. La política de respaldar a Ucrania (sin EE. UU.) en la guerra y postguerra, significa otro gran costo, ya que el bloque debería hacerse cargo de: armar a las FF. AA.; financiar el funcionamiento del estado ucraniano y reconstruir parte de ese país.

En el ámbito político-militar, la Unión Europea carece actualmente de peso para imponer condiciones en los acuerdos de cese al fuego y paz. Su aparente falta de interés en detener la guerra —al no haber presentado ninguna propuesta seria de paz— responde, en gran medida, a la necesidad de evitar reconocer el fracaso de sus estrategias económicas y militares en el conflicto de Ucrania.

Se espera que la urgencia por poner fin al enfrentamiento armado impulse a todas las partes a suscribir un acuerdo que aborde el conflicto desde su origen, evitando futuras agresiones y provocaciones, y garantizando una paz duradera en Europa.