La derecha acusa al ministro de Justicia, Jaime Gajardo, militante del Partido Comunista (PS) de Chile, de imponer la posición de PC en el Gobierno entre la relación con Venezuela y el probable reinicio de las relaciones diplomáticas.
En la diplomacia internacional, la reanudación del funcionamiento de las Embajadas no representa una derrota, más bien, es un beneficio que sería inviable con el quiebre de relaciones.
Cuando las contradicciones permanentes, en la política exterior de Chile, continúan con Venezuela, y también China y Rusia, especialmente con esta última, nada sostiene la opción por Ucrania del presidente Boric, cuando la neutralidad era una opción realista dada la incertidumbre de una guerra y las consecuencias de no apoyar La Paz como principio fundamental.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump tildó a Zelensky “dictador” y sin previo aviso, decidió la exclusión total de la Unión Europea (UE) y del propio Zelensky de las negociaciones.
La guerra inútil de las relaciones diplomáticas de Chile y Venezuela
La suma y resta de los acontecimientos mundiales- gatillados por Trump- nos guste o no, es la consecuencia de un mundo unipolar y es irreversible la existencia de un mundo multipolar con las tres principales fuerzas, por ahora, como lo son E.E.U.U, Rusia y China.
Ucrania no ingresará a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Los territorios de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia se independizaron y con su infraestructura nacional destruida, su economía paralizada y el sacrificio de jóvenes muertos es, sin duda, una derrota total a “la guerra inútil”.
Y es que Estados Unidos seguirá en su hegemonía, esto por las exigencias de minerales y tierras que irían en compensación al país norteamericano.
Es cada día más complejo e inexcusable para Chile mantener una política de enfrentamiento con Venezuela. En reiteradas oportunidades, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha instruido que la aerolínea Conviasa realice los vuelos de regreso a la patria para aquellos ciudadanos que buscan volver y también con los expulsados judicialmente en Chile.
La suma y resta para Chile
Son más de 700 mil ciudadanos venezolanos en Chile que están imposibilitados para acceder a una documentación, necesaria, para su desarrollo ciudadano en territorio chileno. Es de esperar, que el ministro de Justicia- en su gira por Europa- analice medidas concretas que tengan, como finalidad, restablecer las relaciones diplomáticas de ambos países.
Ello dependerá del Gobierno de Chile y sus ministros, así como el ejercicio constitucional de la Fiscalía Nacional, que ha derivado inaceptablemente en una permanente acción política alejada de su rol oficial.
La suma y resta para Chile, es menos clara, pero equivale a una “ruptura diplomática inútil” y es la negativa de los intereses nacionales, y de los ciudadanos venezolanos como de los chilenos.
Hay un número significativo de profesionales que se insertaron en el ámbito laboral, pero no tienen acceso a la documentación esencial para ejercer. Así, también ocurrió con familias chilenas, arraigadas en Venezuela hace décadas, quienes tuvieron los mismos inconvenientes.
Y a eso, le sumamos la ruptura de la colaboración contra el Crimen Organizado entre ambas naciones, sin encontrar una vía sólida para combatir los delitos. Y no solo eso, reconocer a Edmundo González sería un descriterio absoluto, continuando en un escenario peor del que estamos.
Es hora de corregir nuestra política
El mundo cambió y las consecuencias no excluyen a Chile, más bien, son los escenarios políticos no detectados en la hoja de ruta, que determinan a mediano y largo plazo las decisiones coyunturales que, finalmente, terminan en errores geopolíticos y estratégicos.
Esto no es abrupto ni extraordinario, se ha venido consolidando durante los últimos años con Chile, dando la espalda a esta nueva realidad.
Si China es nuestro principal socio comercial, cómo se explica que el chino mandarín no se imparta en las escuelas y solo se persiste en el idioma inglés como la lengua “universal”. No será por mucho tiempo, al igual que el ruso.
A eso, le agregamos un ingrediente más a este mundo cambiante. Hablamos de la Inteligencia Artificial (IA) que irrumpió como “el cerebro pensante” y casi como un consejero virtual: es el símil de la Revolución Industrial, un cambio, una ruptura del comportamiento humano.
No asumir esta realidad y peor aún negarla, terminará dañando nuestra economía y retrasando nuestro desarrollo, el mundo está cambiando y cambiará más. Mientras más tardemos en comprenderlo, más contradicciones enfrentaremos. Es hora de corregir nuestra política internacional antes que sea demasiado tarde.
Y pasar definitivamente desde apoyar una guerra inútil a desistirnos de una ruptura diplomática inútil.