Juan Antonio Coloma | Agencia UNO

A don Juan Antonio Coloma, respetuosamente

06 febrero 2025 | 09:37

El día que los políticos dejen de soñar en convertir al país en una especie de gran guardería de eternos niños irresponsables, ese día se comenzaran a resolver verdaderamente los nudos trascendentales de los temas que moldean a la sociedad.

Fui amigo y colaboré junto a Fernando Coloma allá por los lejanos años 1973 – 1974. Fue entonces cuando conocí a sus hijos, entre ellos al actual senador, Juan Antonio Coloma. Con esa gastada tarjeta del pasado y con mucho respeto, me considero autorizado para hacerle llegar un mensaje a don Juan Antonio Coloma.

Está viviendo el momento de gloria de haber sido el principal artífice de un acuerdo previsional con un gobierno principalmente marxista y que, teóricamente consagra en forma definitiva un esquema en que los fondos previsionales pueden ser administrados por entidades privadas, como son las actuales AFP´s.

Esa hazaña política que en vano había sido intentada por dos gobiernos alejados de esas doctrinas extremas, parece razón suficiente para que el nombre de Juan Antonio Coloma ingrese a la posteridad con todos los honores de gran irresponsable político como en verdad es.

Acuerdos y campos de batalla

Pero sería muy bueno que él tuviera en cuenta ciertos factores que pueden transformar su hazaña nada más que en un nuevo campo de batalla con las filas libertarias en posiciones más retrasadas.

En primer lugar, con mis larguísimos años de experiencia negociadora, me atrevo a invocarle una de las reglas de oro del logro de un acuerdo. Si el tal acuerdo deja de alguna manera descontenta a una de las partes, ese acuerdo será muy frágil. Y si son ambas partes las que concurrieron a él con severas reservas, la fragilidad se convierte en certeza de solo haber redibujado el campo de batalla.

Esto lo demuestra el que, incluso antes de que el acuerdo se ratificara en el Congreso, ya hubo dos declaraciones ministeriales que aseguraron que el gobierno no ha desistido de su deseo de acabar con el ahorro previsional en manos privadas. Es palmario el hecho de que la consigna “no más AFP”, sigue latiendo fuerte en el corazón de La Moneda.

Dos posiciones doctrinarias: reparto solidario y pensión individual

Si se busca la raíz última del conflicto previsional, se verá que es la confrontación entre dos posiciones doctrinarias: la que postula que las pensiones deben ser solidarias, o sea fruto independiente de los ahorros de los trabajadores mientras son activos; y la doctrina de que cada trabajador es dueño de su ahorro, y que es el Estado el que debe constituir de alguna manera un fondo que financie una pensión mínima a quienes no han podido ahorrar lo suficiente durante su vida útil.

Esa antinomia, en palabras simples, se reduce a un choque entre reparto solidario y pensión individual.

Hay que reconocer que, hasta hace unas cuantas décadas, los sistemas previsionales eran básicamente de reparto. Pero ese sistema hizo crisis porque nunca los gobiernos se avinieron a irlo modificando, según mostraban las estadísticas poblacionales.

Era obvio que cuando los avances médicos hubieran logrado prolongar significativamente el promedio de la vida en buena salud, era necesario evitar que el número de jubilados prematuros terminara por hacer imposible el financiamiento de las pensiones en el régimen de reparto.

En otras palabras, entró a jugar la tacita ley de que nunca se puede retroceder en los llamados “derechos sociales”, de modo que el ajuste de la edad nunca llegó y el sistema colapso en todas partes. Fue entonces cuando nacieron los proyectos basados en el ahorro previsional que cada trabajador forja durante su etapa de trabajo y la que es teóricamente propietario exclusivo.

La contienda política doctrinal continuará

Por todo lo señalado, el proyecto de reforma previsional que ha sido aprobado ni resolverá el problema de fondo ni evitara que continúe la contienda política entre sus postulados doctrinales. De hecho, como siempre ocurre con los problemas que no se enfrentan con sólidas realidades, Chile estará condenado a tener un mal sistema de pensiones y a vivir siempre en la incertidumbre de cualquier grado de continuidad.

El problema de las pensiones de retiro no se va a encausar si es que su discusión se basa siempre en el temor de la libertad del ser humano.

Si es que existiera confianza política en el buen juicio de cada ciudadano, se diseñaría un sistema en que, pasada cierta edad, el trabajador es dueño de elegir la fecha de su jubilación y el destino del fondo previsional que haya acumulado, para lo cual se le abra un abanico de opciones, desde retirarlo íntegramente para iniciar un negocio propio hasta aportarlo a un sistema optativo de inversión en que podría caber uno de pensión fija ofrecida por el Estado si es que ella se demuestra financiable sin aportes fiscales.

Una cuestión de libertad del ser humano

Estas reflexiones nos llevan al problema de fondo que está cuestionando a las democracias tradicionales: el de la libertad del ser humano para elegir lo fundamental del destino de su vida:

¿Cómo, cuándo y dónde educo a mis hijos?
¿Cuándo y cómo me aseguro una atención médica adecuada a mis deseos?
¿Cómo, cuándo y dónde deseo vivir y gozar de mi privacidad y seguridad?
¿Cómo, cuándo y cómo preparo mi subsistencia más allá de mi capacidad de trabajo?

El día que los políticos dejen de soñar en convertir al país en una especie de gran guardería de eternos niños irresponsables, ese día se comenzaran a resolver verdaderamente los nudos trascendentales de los temas que moldean a la sociedad.

Por todo lo señalado es que me atrevo a recomendarle mucha cautela al Senador Juan Antonio Coloma. No quisiera ver trasformada su hazaña, por precaria que sea, en un baldón para su futuro político y termine siendo nada más que el ingenuo que soñó con un acuerdo con más agujeros que bases de solidez.