El principal legado de este gobierno en materia de seguridad serán las herramientas que dejará para combatir el crimen con mayor eficacia.
Chile ahora contará con un Ministerio de Seguridad Pública. Es una muy buena noticia porque esto fortalece la capacidad del Estado para abordar el problema que los ciudadanos consideran más relevante como es el combate al crimen.
Su promulgación reciente es la conclusión de un largo trabajo que comenzó en la administración anterior, mostrando la importancia de hacer que las reformas trasciendan a los gobiernos de turno.
Pero cada nueva institución tiene nuevos desafíos y problemas que enfrentar que requerirán una visión de Estado porque el combate al crimen no es de corto plazo.
Claves del nuevo Ministerio de Seguridad
En la nueva institucionalidad la función de seguridad sale del Ministerio del Interior y el nuevo Ministerio de Seguridad tendrá dos subsecretarías: Seguridad pública, encargada de la coordinación de las policías y la agencia de ciberseguridad, el control fronterizo, el crimen organizado y terrorismo; y la Subsecretaría de Prevención del delito, que estará abocada al trabajo en materia de prevención social, atención a víctimas, seguridad privada, nuevas tecnologías y prevención situacional.
Como todo ministerio habrá una secretaría regional ministerial encargada de la aplicación desconcentrada de la política de seguridad.
En lo organizativo, el nuevo ministerio pone las cosas en su lugar, uno más específico. Algo muy relevante es que su existencia responde a la creación de un sistema de seguridad pública donde la seguridad es un objetivo transversal en las instituciones del Estado, y todas deben responder a lineamientos generados en el nuevo ministerio.
Esta es la manera holística, es la forma correcta de concebir los problemas de seguridad, porque esta es construida de manera conjunta desde sectores como salud, educación, trabajo, desarrollo social, hasta las relaciones exteriores y la defensa nacional.
Cuatro desafíos quedan por delante
En primer lugar, proveer los recursos financieros y el personal adecuados para el funcionamiento de la nueva institucionalidad. Hay ministerios cuyo nivel de especialización de sus funcionarios es mayor que otros, naturalmente, y este debe ser un caso en el cual puedan reclutarse los mejores especialistas en la materia y con la experiencia necesaria para conducir procesos complejos.
Particularmente, el ministro y los subsecretarios que asuman, deberían a nuestro juicio ser idealmente personas con bajo potencial electoral, cuya carrera no esté ligada a la competencia electoral y mantengan un perfil altamente técnico. Hay que prevenir que la tentación populista se pose en este ministerio.
En segundo lugar, se debe perfeccionar la relación entre el seremi de seguridad, los delegados presidenciales y los gobernadores regionales, ya que las facultades podrían toparse y en el caso de los gobernadores necesitan potenciarse en materia de seguridad. Ello implica una reforma más compleja porque implica lógicas del poder local en un proceso de descentralización inacabado y bastante híbrido que tiene Chile.
En tercer lugar, el ministerio de seguridad debiera contar con una especial atención a una política anticorrupción que prevenga que las policías y las instituciones públicas a todo nivel sean penetradas por el crimen organizado, esta debiera ser una alta prioridad de este ministerio, además de instituciones autónomas como la Contraloría.
En cuarto lugar, pero no menos importante, es sacar adelante la Ley de Inteligencia del Estado que mejora la institucionalidad actual de la ANI que seguirá dependiendo del Ministerio del Interior y deberá cumplir un rol fundamental en adelantar fenómenos criminales complejos que vulneren la seguridad, y nos permitan contar con información estratégica para tomar decisiones complejas.
Esta ha sido una gran debilidad desde el retorno a la democracia y que debemos cambiar urgentemente. Es de esperar que la nueva institucionalidad de la inteligencia vea la luz este año antes que comience la contienda electoral presidencial y que junto con el nuevo Ministerio de Seguridad nos den una base sólida para combatir el crimen y la inseguridad.
El legado del gobierno de Gabriel Boric
A pesar de que la ciudadanía no alcanza a percibir las mejoras de esta administración en materia de seguridad, ya que la sensación de temor es demasiado alta, como hemos dicho en otras ocasiones, el principal legado de este gobierno en materia de seguridad serán las herramientas que dejará para combatir el crimen con mayor eficacia.
A pesar de que las instituciones en sí no son garantías de nada, son siempre una posibilidad, en este caso hay una posibilidad importante para avanzar. Bien por Chile.