Chile enfrenta una grave crisis demográfica. Nuestra tasa de natalidad, de apenas 1,3 hijos por mujer, es la más baja de Latinoamérica y una de las más preocupantes a nivel mundial. Este escenario no solo amenaza con revertir nuestra pirámide poblacional —donde más del 30% de la población tendrá más de 60 años para el año 2050—, sino que también pone en riesgo la sostenibilidad social y económica del país.

En este contexto, la infertilidad emerge como un tema prioritario que hemos dejado pendiente en las políticas públicas. Una de cada seis personas en edad reproductiva enfrenta problemas para concebir, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, no contamos con un marco legal que aborde de manera integral esta problemática, ni con los recursos suficientes para garantizar el acceso equitativo a los tratamientos.

Iniciativas legislativas para abordar la infertilidad

Por eso, junto a otros colegas presentamos dos iniciativas legislativas que buscan dar una respuesta integral a esta realidad. La primera propone modificar la Ley N° 20.418 para incluir explícitamente la infertilidad como un área de atención dentro de las prestaciones de salud.

Este cambio permitirá no solo informar y orientar adecuadamente a quienes enfrentan esta condición, sino también establecer herramientas de prevención para evitar sus consecuencias.

La segunda iniciativa busca enmendar el Código Sanitario, incorporando la infertilidad entre los servicios que los profesionales de la salud deben considerar en el ámbito de la salud sexual y reproductiva.

Asimismo, permitirá que los médicos puedan indicar exámenes preventivos, como la medición de la hormona antimülleriana, un procedimiento clave para detectar problemas de fertilidad de forma temprana.

Ambas propuestas tienen un objetivo claro: garantizar que las parejas y personas en edad reproductiva cuenten con los medios necesarios para enfrentar este desafío de manera informada y con acceso a una atención adecuada. Pero esta es solo una parte del compromiso que debemos asumir como país.

La infertilidad no puede seguir siendo un tema relegado

Su impacto va más allá de lo personal y afecta directamente el desarrollo de nuestro país. Hoy, con una demanda de tratamientos de fertilidad que supera los 15.000 ciclos anuales y solo 500 cubiertos por el sistema público, es evidente la necesidad de destinar más recursos y facilitar el acceso a estos tratamientos.

También es esencial avanzar en la educación sobre fertilidad desde edades tempranas, incorporando este tema en los currículos escolares y universitarios. Además, debemos extender la cobertura de estos tratamientos a todas las personas, incluyendo a quienes históricamente han sido excluidos, como las mujeres solteras.

El desafío es grande, pero también urgente. Como senadora, estoy comprometida a seguir impulsando estas iniciativas y a trabajar para que nadie en nuestro país quede sin acceso a una atención digna y oportuna. Estas propuestas necesitan del apoyo del Congreso, del Gobierno y de la sociedad para transformarse en una realidad.

La infertilidad no puede seguir siendo invisible. Es tiempo de enfrentarla con la seriedad que merece, porque en ello va el futuro de Chile y de las familias que lo construyen día a día.