Luego de aprobada la Resolución 181 de la ONU, el 29 de noviembre de 1947, el mundo árabe comenzó a prepararse para impedir el nacimiento del Estado de Israel. Cinco naciones árabes iniciaron una guerra para exterminar al naciente Estado Judío. Pero fracasaron, y las consecuencias de su error histórico se extienden hasta hoy. En paralelo, casi un millón de judíos fueron expulsados o se vieron forzados a salir de países árabes donde estaban arraigados ya por generaciones.
Frente a este fenómeno demográfico, el liderazgo palestino optó por perpetuar el status de “refugiados” de aproximadamente 600.000 palestinos que huyeron de la guerra que ellos mismos desencadenaron. Ninguno de los países árabes que acogió a los refugiados palestinos les otorgo ciudadanía. Ni Siria, ni Líbano, donde hasta hoy centenas de miles de palestinos son forzados a vivir en campos de refugiados. De hecho, curiosamente, los únicos estados que otorgaron ciudadanía a la población árabe de la Palestina del Mandato Británico fueron Israel y Jordania.
La paradoja de los refugiados palestinos es que a través de la maquinaria política de la UNWRA lograron ampliar el status de refugiado a los hijos, nietos y bisnietos. Un caso único en la historia de la humanidad.
Así mientras la ACNUR se ocupa del resto de los refugiados de todo el mundo, con el objetivo de sacarlos de su condición de refugiados para que rehagan su vida en sus lugares de acogida, la UNRWA (de la ONU), funciona completamente al revés, y hoy puede exhibir como “logro” haber multiplicado “por secretaría” el número de refugiados en varias veces.
Hablamos de la misma UNRWA cuyos funcionarios fueron sorprendidos activamente asistiendo a los terroristas de Hamás que perpetraron el ataque genocida contra civiles israelíes el 7 de octubre de 2023.
La expulsión de los judíos: una limpieza étnica olvidada
Pero volviendo al inicio, los judíos de países árabes, como mi propia familia, vivían en estos países por casi 2 mil años, incluso antes del advenimiento del Islam. Los judíos eran parte integral del tejido social en Siria, Líbano, Yemen, Marruecos, Argelia, Túnez, Iraq, Egipto, y así se sentían. Contribuyeron inmensamente al desarrollo cultural, económico y científico de cada uno de esos países. El árabe era su idioma, y de hecho mis padres hablaban árabe como lengua materna, y solo tenían un conocimiento básico de hebreo.
En casi todos los países de la región, el resultado de la expulsión de los judíos, fue, sin lugar a dudas, una verdadera limpieza étnica. Países como Irak, Libia, Siria, Líbano, Yemen, Argelia y Libia quedaron prácticamente sin judíos. En los otros, la población judía es minúscula comparada con hace 70 años. Del millón de judíos que vivían en el mundo árabe, hoy quedan con suerte tres mil.
¿Y por qué nadie habla de ellos? Porque, a pesar de las injusticias y brutalidades que sufrieron, estos refugiados judíos decidieron reconstruir sus vidas de inmediato en el recién creado Estado de Israel, así como también en otros países a los cuales emigraron. Ellos se negaron a perpetuar su condición de víctimas, se negaron a depender de alguien que no fuera ellos mismos, y decidieron mirar al futuro.