El sector de Bajos de Mena, en Puente Alto, nuevamente hizo noticia: hace pocos días hubo un joven fallecido y dos menores heridos de 11 y 13 años de edad, luego de una ráfaga de 150 tiros en una población del lugar. Se trata del mismo sitio que fue calificado hace más de una década en forma estigmatizadora “el mayor guetto de Chile”, por sus características: ser residencia de personas de bajos ingresos, que habitan en pequeñas viviendas de mala calidad constructiva (las casas de nailon), lo que conformó barrios alejados de los centros urbanos, sin parques ni servicios. Esto fomentó el hacinamiento, la falta de oportunidades y delincuencia.
Todo por una política habitacional mal ejecutada
Esta etiqueta llevó a que distintos gobiernos aplicaran sucesivos planes de regeneración urbana, todo por una política habitacional mal ejecutada. Otro ícono fue el programa “Segunda oportunidad” del ministerio de Vivienda y Urbanismo, que llevó a la demolición de blocks en mal estado; en tanto, una universidad trabajó un programa para cambiar positivamente el entorno.
Cuando pensamos en Bajos de Mena, reflexionamos sobre la Muerte y vida de las grandes ciudades, aludiendo al título del libro de Jane Jacobs. En este caso, una urbe mal planeada que lleva a un empeoramiento de la calidad de vida; pero a la vez, es la única ciudad que miles de familias tienen para seguir viviendo.
En otros países, el fenómeno de la precariedad inmobiliaria, lleva a conformar barrios donde los delitos aumentan. Nueva York en la década de los 70 fue un ejemplo, donde se instalaron pandillas. Lo que también vemos en las favelas de Río, algunas de ellas recuperadas a través de acciones de arte como el “Painting Project”.
Zonas con un tejido social valioso
En numerosas villas y poblaciones de Bajos de Mena, existe un tejido social especialmente valioso; la mayoría quiere residir en barrios dignos y seguros. Buena parte de los vecinos dialoga con la autoridad para conseguir ayudas, se organizan para cuidar a los niños, niñas y personas mayores y lamentan los hechos delictuales que vimos este mes.
Alguien comentó alguna vez que Bajos de Mena era el pueblo al que no habían llegado los arquitectos. Y sabemos que sacarle esta etiqueta a la comuna pasa por nuevos proyectos de infraestructura, pero también otros cambios en las condiciones generales para las familias para que tengan mejores salarios, ampliar la cobertura educacional, de servicios de salud y habitación, entre otros, lo que lleva a que los jóvenes no vean la calle como opción.
Este sector de Puente Alto parece no repuntar, ante lo que pensamos que se requiere voluntad política y participación de la alianza público-privada, para detectar oportunidades de mejoramiento, llevar adelante planes de recuperación y creación de servicios, todo con la participación de los vecinos. Estos proyectos están en la agenda del Gobierno Regional de Santiago en otras zonas de la ciudad, el que ha llevado adelante iniciativas en diversos sitios en nuestra ciudad.
Bajos de Mena espera ser parte de esto.