Es incongruente haber llegado al gobierno con la consigna de "No más AFP" y terminar con "Más AFP".

Por Daniel Manouchehri Lobos y Daniella Cicardini Milla
Diputados de la República

El acuerdo alcanzado en el Senado no solo posterga una discusión que lleva más de una década, sino que perpetúa un modelo que ha condenado a millones de pensionados a la miseria. Es un acuerdo beneficioso para las AFP, no para los chilenos. No sería una reforma, sino una reformita, una “reforma de macetero”, sin la profundidad ni la valentía necesarias para entregar pensiones dignas.

No podemos validar un acuerdo que perpetúa el negociado de las AFP y las pensiones de miseria. Si el proyecto regresa en estas condiciones, vamos a trabajar para cambiarlo, o simplemente, lo votaremos en contra.

El “Mercedes” del engaño

Las AFP llevan más de 40 años condenando a la pobreza a nuestros adultos mayores. Este “Mercedes”, como lo llamó su creador José Piñera, fue impuesto por una dictadura que prometió jubilaciones equivalentes al 100% del último sueldo.

La realidad es que hoy, después de décadas de promesas incumplidas, los pensionados reciben, en promedio, apenas $60.000. Este monto insultante debe ser complementado por el Estado, demostrando que el “Mercedes” no solo fue un engaño, sino una trampa que perpetúa la desigualdad.

¿Qué hay detrás del sistema de pensiones? No solo están las jugosas ganancias por comisiones, que ascienden a miles de millones de pesos cada año, sino también el poder que la administración de los fondos previsionales otorga a las AFP. Este capital financiero ha sido la “caja chica” para financiar grandes fortunas en el país.

Hemos visto a las AFP financiar, con el dinero de todos los chilenos, empresas corruptas como La Polar. Cuando estas empresas han sido descubiertas en sus prácticas fraudulentas, los ahorros de los chilenos han pagado el precio mediante el desplome de las acciones.

Un gobierno que cede y retrocede en materia de pensiones

El gobierno llegó al poder con un programa que priorizaba las pensiones. “Nuevo sistema de pensiones y No + AFP” prometía un sistema sin AFP, con un 18% de cotización y un fuerte pilar de reparto. Sin embargo, ante la oposición de la derecha, el gobierno retrocedió, proponiendo un esquema con un 10% para capitalización individual y un 6% para reparto. Luego, cedió nuevamente, presentando una propuesta con un 13% para capitalización individual y solo un 3% para reparto, propuesta que además fue rechazada en la Cámara de Diputados.

Recientemente, se alcanzó un acuerdo en el Senado donde finalmente el gobierno ha cedido a mantener a las AFP y asignar un 15% a la capitalización individual y apenas un 1% para reparto, con un préstamo provisorio de 2 puntos de la capitalización individual para el sistema de reparto.

Esta propuesta no mejora significativamente las pensiones actuales, pero sí aumenta los recursos manejados por el mercado financiero. Estamos frente a una reforma más conservadora que la propuesta del propio presidente Piñera en 2021. En lugar de avanzar hacia un sistema más justo, estamos consolidando un modelo que sigue beneficiando a unos pocos a costa de la mayoría.

“No más AFP” a “Más AFP”

En este debate, muchos intereses poderosos y un tremendo lobby operan tras bambalinas, como lo demuestran las reuniones secretas en casa del lobbista Zalaquett entre las AFP, el gobierno y parlamentarios miembros de la Comisión de Trabajo.

Los términos de esta reforma no representan “un pequeño avance”, sino un claro retroceso.

Un pequeño avance habría sido mantener el sistema actual y crear un pilar solidario robusto. Algunos argumentan que, en el futuro, con un cambio en la correlación de fuerzas, será posible mejorar el sistema. No se puede legislar bajo premisas tan inciertas.

El gobierno debería retroceder de este acuerdo y enviar una reforma con un pilar de reparto sólido que permita subir las pensiones hoy, y que separe la industria financiera de la previsional, poniendo fin al abuso de las AFP. Luego, si esta propuesta es rechazada, se deben explorar otras fórmulas para aumentar las pensiones, pero el retroceso debe tener límites para no terminar entregando todo a las AFP a cambio de tan poco para la gente.