Señor Director:

La última columna de Estefanía González, subdirectora de campañas de Greenpeace, es un recordatorio de cómo algunas ONGs internacionales, en lugar de ser aliados en el desarrollo sustentable, se han convertido en actores que, sin esperar los conductos regulares, hacen prejuicios que lapidan a la industria del salmón, desinformando y llevando a la comunidad a verla como un enemigo.

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Estas organizaciones operan con millonarios recursos financieros, cuyo origen insisten en ocultar, lo cual nos lleva a insistir en la misma pregunta: ¿a qué intereses realmente responden? La negativa a transparentar sus fuentes de financiamiento arroja un enorme manto de dudas.

En lugar de abrirse al diálogo y responder al legítimo cuestionamiento ciudadano sobre su verdadera agenda, Greenpeace adopta una postura de superioridad moral y criminaliza a la industria salmonera con afirmaciones que no se basan en resoluciones a firme.

En sus columnas, Estefanía González presenta casos que aún están en proceso de resolución y no han concluido, adelantando juicios sin explicar ni esperar la decisión de la autoridad, la cual tiene que ponderar argumentos y muchos antecedentes. Juzgar sin mostrar las visiones de todas las partes de un conflicto, es derechamente atentar contra la justicia.

El cumplimiento de la normativa ambiental es evaluado por la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) y los tribunales de justicia, quienes cuentan con la experiencia profesional y técnica para abordar estos casos de manera imparcial. Estas instituciones son las encargadas de resolverlos, y no Greenpeace (quien en estos procesos aparece como una de las partes).

Lo que el país necesita es diálogo, mesura y una mirada integral que respete la institucionalidad, libre de juicios y condenas emitidas livianamente. Lapidar una industria completa, es pasar por encima, y esa postura se transforma hoy en el verdadero enemigo de Chile.

Es hora de decir ¡basta! a los mesianismos morales, a las descalificaciones infundadas y a las agendas ocultas que no hacen más que sembrar discordia y desconfianza dentro del país.

¡Basta de atacar a la segunda mayor industria exportadora de Chile!

¡Basta de menospreciar el trabajo de más de 71.000 trabajadores!

¡Basta de denigrar el esfuerzo de 4.000 pymes que fortalecen nuestra economía!

¡Basta de lanzar ataques infundados desde Santiago contra el pilar económico del sur que descentraliza el país desde la Araucanía hasta Magallanes!

¡Basta!

Chile logrará avances significativos cuando exista una mirada de futuro donde el desarrollo económico y la preservación del medio ambiente vayan de la mano. Las ONG pueden mostrar sus miradas, pero sin condenar a toda una industria de forma genérica, liviana y sin esperar la voz de la autoridad.

Llamamos a Greenpeace a que realmente haga honor a su nombre y busque la paz verde desde la vereda de la transparencia y la verdad. Por nuestra parte se pondrán todos los esfuerzos y energía en mejorar cada día más los estándares de la industria, colaborando con las autoridades ambientales y sectoriales para que puedan cumplir su función, y mostrando la verdad con la mayor transparencia posible.

Atentamente desde el sur de Chile.